lunes, 15 de julio de 2013

Vale y merece



La expresión se aloja en la conciencia más por su costumbre que por las palabras que alberga. ¿Cuánto vale una pena nuestra y qué tanto más es el valor de la del vecino? Lo que nos preocupa, o nos entristece, sin duda puede ser un buen chiste en otra mente. A todos nos gusta quejarnos. Reclamar clamor reciclado. Reusable para volver a abusar y sin rehusarse (la “h” no es tan muda después de todo) Ay puede ser dolor y su existencia otra ache, casualmente los dolores en inglés terminan así: con ache, pero no vienen al caso; no son ni los mismos mudos ni los mismos modos; moda sí, tal vez bro (o brother) Sentimos que no vale la pena y en España se estila decir que la misma no es merecida. El idioma se pasea entre el mérito y el valor del infortunio… ahí quería llegar: ¿es el esfuerzo un problema? Al final ése es el mensaje de las letras, más no de la costumbre. Puede ser que cuando algo vale o merece la pena es porque nuestro esfuerzo está justificado… pero podemos seguirnos cuestionando, la pena no ha sido tarifada lo suficientemente bien como para que entendamos el alcance del esfuerzo. Quizás por eso nos quejamos, reusamos (sin “h”) y reclamamos. Todo en una buena crítica y si es despectiva mejor…

jueves, 11 de julio de 2013

El placer está en la virtud…


Cita Elías Pino Iturrieta:
¿Qué es, dónde está el placer,
cómo acaba y dónde empieza?
Un avaro: en la riqueza;
un joven: en la mujer;
un soldado: está en la guerra.
(…)
El placer está en la virtud…
Más adelante, pero no exactamente; él cita y yo acomodo:
El frenesí de no haber sido privilegiados (…) el cambiar los bienes ajenos por los males propios…
La crítica es apodo del anhelo y proporciona placer sin duda, más cuando se sabe que molesta, y molesta porque llega, y llega porque es una media verdad, la cual; alberga su mentira y se termina creyendo. 

Entonces quizás sea esa cuota de mentira, dentro de una verdad, la que molesta vestida de crítica y la que llega a la percepción del receptor: toda una ensalada para contestar, para maquillar el rostro de cólera y para crear pensamientos que nacen entre silencios. Contestar (replicar) viene condicionado por la ausencia de razonamiento. Creemos lo que necesitamos para que sigan cómodos nuestros complejos. 

Un complejo en regocijo es también una forma de placer…