miércoles, 2 de julio de 2014

sádico es el nuevo cool




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Escucha esto: El dios griego Dionisos (Baco para los romanos) era el dios de la vida vegetal y del vino, fue muy importante para este pueblo, y a él rindieron culto las bacantes. Nietzsche hace una interpretación de este dios que va más allá de su significado ordinario, considerando que con esta figura mítica los griegos representaban una dimensión fundamental de la existencia, que expresaron en la tragedia y que quedó relegado en la cultura occidental: la vida en sus aspectos oscuros, instintivos, irracionales, biológicos. Aunque Nietzsche explica este término en su obra juvenil “El nacimiento de la tragedia”, nunca lo abandonó, y lo podemos utilizar como metáfora de lo que más tarde llamó “voluntad de poder”. Qué tal. Qué estás buscando Bartolo. Una explicación de lo Dionisíaco. Y como para qué. Bueno César, tiendo a creer que si eso de la Realidad Inteligente es cierto, e incluso palpable; los hilos de la historia que nos han venido definiendo, al menos por estos lados, se tejen por el paso de lo bárbaro, lo dionisíaco, lo picaresco, lo alienado; y así llegar a esto que tenemos ahorita de que el malo cree que por malo lo ven bien; así como el que se emborracha y se vanagloria de eso, como el que dice una estupidez y se premia a sí mismo proclamándose loco o sádico. Bueno, en eso tienes razón, ahora resulta que sádico es el nuevo cool, pero Bartolo, no has pensado que quizás el mero hecho de ser colonia engloba todo eso; todo eso viene de registros ajenos a nosotros, mira, para nosotros, la filosofía es tan importada como las películas de Hollywood o como las carreras de caballos; tú sabías que ni caballos teníamos. Ni mangos César, y cómo se dan aquí en estos lados, pero resulta fascinante ver que lo que se pensó hace miles de años siga vigente… Claro Bartolo, un país que se acostumbró a comprar hecho hará siempre la voluntad del creador, – y en minúscula, porque no se trata de Dios – Los que crean (de crear) nos hacen creer (de voluntad) y así juzgamos y opinamos a lo loco, y hacemos leyes y nos ponemos de brutos unos con otros. Sí César, pero si tuviéramos una imagen menos borrosa de cómo se nos venden las cosas, quizás, quizás, de creyentes pudiéramos ser creadores. Si Bartolo, pero recuerda, la voluntad, la voluntad es la respuesta… Mira, qué tal Denise. Le dejé algo sobre la seidad, a ella también le gustan esos temas. No sé Bartolo, pero algo de eso podría servirme con una muchacha que me gusta, se llama Iris; qué dices, unas copitas. Hoy no César, quedé con Denise que me va a contar cómo le fue con las amigas. Interpreta mi silencio Bartolo…





Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace: http://www.bubok.es/libros/234178/Per_Se 
Si gustan, pueden acceder a él de forma gratuita aquí:  



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lunes, 16 de junio de 2014

el vidrio nos juzga


Uno intenta sostener las palabras que reposan en los libros, una sincronía entre la mente y el cuerpo, como callar diciendo y decir callando, como muchas otras; como el reiterado cuestionamiento… "El vidrio lleva al cristal y el cristal al hielo," asumiendo así que el calor del momento al principio puede empañar; producto de lo que se devela, y luego al regresar al cristal que, como muro entre la vista y el tacto, deja ver más no deja tocar, nos toparemos con el vidrio para el cual habrá que apretar los puños y ofrecer un poco de dolor y sangre; y así tocar lo que primero vimos... Pero no siempre llegamos a la sangre. A veces sólo nos queda el contemplar y, como única cercanía, preguntar si aceptan tarjeta de crédito... (Vale para todo, especialmente para los sobregirados) "Tú crees que todas las mentiras son iguales y parece como si tuvieras razón. Pero no la tienes..." y visto desde la pluma de Kundera (y antes de Nabokov) pues, podemos hablar de un mentir sincero y un mentir fingiendo, al menos eso es lo que tomo de lo que voy leyendo. Somos sinceros al mentir cuando exageramos la realidad, cuando nos hacemos los ofendidos por algo que, a pesar que estuvo mal, tampoco fue que nos inundó el sentir de molestias. El mentir fingiendo es otra cosa, es negación de lo que está ahí, y si vamos a sentir, es una falsedad ulterior. Entonces, aquí más bien es un recurso, y como recurso lleva implícito lo premeditado y por lo tanto es malévolo, siniestro más bien: la falsedad es siniestra y puede hacer de un recurso como la mentira un arma para causar daño incluso cuando lo que se quiere es defender y defenderse… Bueno. Contemplamos un imposible y nos defendemos mintiendo, porque el no acceso nos juzga (el vidrio nos juzga) especialmente cuando el peso de lo exhibido no puede sentirse con las manos…