miércoles, 6 de agosto de 2014

más que palabras, quiero gestos…


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"El poeta lírico dibuja en sus poemas su autorretrato; pero como ningún retrato es totalmente fiel, podemos decir —con el mismo derecho— que retoca su cara con sus poesías...." Ya de por sí encontrar esto en "la vida está en otra parte" es algo bastante, digamos, revelador. Sí, también es un simple fragmento pero, supongamos que la poesía lírica (esa que rima con ritmo y todo) fuese una suerte de pose, de enfoque, de punto de vista, un punto de vista que se quiere perpetuar frente a las miradas terceras... Entonces, qué somos, lo que hacemos con lo que hicieron con nosotros, parafraseando a Sartre, claro, también, pero incluso y más de estos tiempos, somos lo que queremos que vean en nosotros, y más puntual: somos como nos hacemos ver frente otros... Los otros opinan, y en sus opiniones nos definen para sí y para otros más... quién eres tú... No soy Gisela César, sabes que no soy de las que se autorretrata. A ver, Kundera no se quedó sólo ahí, y uniéndolo al autorretrato lo cito: “¿La retoca? Sí, la hace más expresiva, porque sufre por la indeterminación de sus propios rasgos; se encuentra borroso, inexpresivo, indefinido; desea la forma de sí mismo; desea que el revelador fotográfico de los poemas dé a sus rasgos un perfil firme y determinado… Y hace que sea más expresiva, porque vive una vida pobre en acontecimientos. [Esto último es brutal…] En sus versos, el mundo materializado de sus sentimientos y sus sueños tiene a menudo una configuración tormentosa y reemplaza el dramatismo de las acciones nunca realizadas…” Hace unos días Amanda me dijo que ser es una construcción permanente, y si le damos peso a eso que acabas decir, espera… cómo es que fue, ah, ya: somos como nos hacemos ver frente otros… quizás sonaría más acertado: somos como nos hacemos construir frente a otros, la construcción es fundamental. Lo sé Iris, por eso estamos aquí, pero déjame terminarte la idea, sigo: “Pero, para poder vestirse con su retrato y penetrar en el mundo con él, es necesario que el retrato sea expuesto y el poema publicado..." Un poco más adelante apunta: "El deseo obsesivo de admiración no es un simple defecto que va unido al talento del poeta lírico (como ocurriría en el caso de un matemático o un arquitecto) sino que forma parte de la esencia misma del talento lírico, es algo que lo define directamente porque lírico es aquel que muestra su autorretrato al mundo, llevado por el deseo de que su rostro, pintado sobre la tela del verso, sea amado y endiosado..." Bueno, si hemos de ser, hagámoslo, y ya deja el libro, que ahora, más que palabras, quiero gestos…






Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace:
Si gustan, pueden acceder a él de forma gratuita aquí:  
Bienvenidos sus comentarios, desde ya es un honor…

domingo, 3 de agosto de 2014

Cómo hemos sido



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Hay un punto interesante con la sensación del peligro y es que podría decirse que es el elemento fundador del prejuicio, no lo creen chicas. Puede ser Fran, pero entre ese posible peligro y ese prejuicio, asumiéndolo como mecanismo de defensa, se puede trazar una línea que detenta cierto placer. En otras palabras Iris, cuando el peligro no es tan peligroso y el prejuicio tan prejuicioso, sentimos placer. Bravo Gisela. Sí, el placer es una virtud de la percepción, y por la percepción (además de ese prejuicio como mecanismo de defensa) decidimos olvidar y recordar. Así como decidimos modificar nuestros olvidos y nuestros recuerdos, muchachas. La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda… Olvidaste decir: y cómo la recuerda para contarla, Iris, por cierto, qué tal César. Hasta ahora bien Gisela, empezamos a salir un día que Amanda me presentó a su amiga Denise y casualmente Denise salía con alguien yo conocí hace un tiempo, por alguna razón ese alguien me llevó hasta César, trabajan juntos, César al verme empezó a hacer bromas de este chico que yo conocía y empecé a pasar por una serie de sensaciones extrañas, digamos que era un prejuicio sin peligro pero nada placentero. Tonta, sigue. Escuché a este chico expresarse de Denise de una manera tan especial que en ese momento lo que me provocó fue tomar a César y llevármelo a la cama, pero no fue así, sencillamente nos desincorporamos y él siguió hablando de lo bueno y noble que era su amigo, por lo que tuve que callarle la boca con un beso, él sonrío, y como es un buen muchacho también sin duda, poco a poco ese arrebato mío terminó en relación. Hablas del tal Bartolo. Sí Fran. Qué nombre le pusieron a ese pana, creo lo condenaron a ser un tonto empezando por su nombre. Bueno, el tema no era él sino César, verdad Gisela. Si vale. Denise sabrá. Creo que Denise ya sabe – interrumpe Amanda – Hola Amanda, nos estabas escuchando. Dijeron Denise y me incorporé. Paraste la oreja, como se dice por ahí – acotó Gisela – Y bien, cómo van. Bueno Amanda, esto del ser es más un somos y vaya cómo somos. Cómo hemos sido – acotó ahora Francisco – Bueno – tomó la palabra Amanda – en el Derecho, los actos se tipifican en las leyes, de ahí se sabe qué se condena y qué no; si ustedes van a tipificar los actos de sus vidas en base a lo que están tratando de estudiar, pues sí Iris, todo se resume a somos, y como acotó Fran: a cómo hemos sido; eso hace más interesante y más tedioso ese estudio… les doy una idea: por qué no toman cinco parejas, como excusa, para ir resaltando los puntos a tratar del estudio que hacen; miren: Bartolo sale con Denise, a él se le toma por tonto per se y a ella por tonta por fijarse en él, sigo: César e Iris, una relación nacida se sentires sobrevenidos; Elsa y Henry… Ajá pero y Henry no es tu pareja. Sí chicos, pero ese ser ya no es y ahora es otro… Gisela y Francisco – y estos enrojecieron – sus caras los delatan, especialmente la de Fran. Y tú, tú con quien te ves. Con nadie Gisela, pero pueden ponerme con el hermano de Henry, eso les dará material para pensar lo que quieran; ahí las tienen, nos vemos luego… Esta mujer qué es, una bruja. No Fran, estuvimos hablando en una ocasión; digamos que, parafraseando un poco, se aburrió de ver la vida como los cuentos de hadas. Y quién ve la vida así, Iris. A criterio de ella, todos nosotros Gisela. Serán ustedes. No Fran, para ella los hombres están incluso más apegados a eso. No lo comparto chicas, mira tal vez el cuento de la picaresca, que lo hablábamos la otra vez… sí, tal vez sí, saben, el antihéroe que pasa por encima de la ley y se las sabe todas, el pícaro de la literatura pues… Fran, y no crees que la picaresca es una derivación de los cuentos de hadas, te pregunto. Bueno, ahora que lo dices, ahora no sé. Claro, mira: cómo somos, cómo hemos sido… nos amaestraron para buscar siempre esa salida audaz: si me puedo colear, por qué hacer la cola; si conozco a un amigo que lo hace más barato, por qué pagar el precio del mercado, y si mi amigo sabe hacerlo, por qué no aprovechar su amistad para pedirle rebaja…





Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace:
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