“La
conceptualización del llamado «estallido social», desborda los ejes a partir de
los cuales se piensan los movimientos sociales. Además, en esa
conceptualización repercuten las consecuencias de la crisis, en la realidad y
en la teoría, del paradigma del movimiento obrero. A fin de comprender las
formas de conflictividad social, es importante partir de que el «problema» no
radica del todo en lo real sino también en los conceptos que construimos. Hoy
día resulta difícil postular una teoría del conflicto social al estilo de la
que sustentaba los análisis de ese movimiento, sin ignorar las variedades y
calidades de dicha teoría.”
Encontré
ésta, llamémosla, definición de estallido social que me sirve para ir dando una
idea de qué pretendo poner en las letras. El concepto de esas dos palabras
juntas me ha venido dando vueltas en la cabeza como consecuencia de, una muy
efectiva, campaña mediática; tanto así que siento que debo dejar algo escrito
por si acaso, no vaya a ser que ocurra antes de que lo piense mejor.
Se
me ocurrió, como en otras oportunidades, navegar un poco para saber cómo el
estallido llegó a serlo, y bueno; como en otras oportunidades (valga la redundancia),
la tragedia y la comedia se pasean por la historia del uso y de los diversos
significados con los que ha cargado la palabra hasta las bocas de hoy. Resulta pues
que al hablar de explosión, también hablamos de provecho, que de raíces y
conjugaciones, nuestra palabra fue también trabajo o realización... Fue también
expulsar, echar fuera; pero (y esto merece un delirio) fue incluso aplaudir, y
con aplaudir incluye el abuchear, entonces: que se le saque provecho a un
trabajo, que se expulse, como exclamación quizás, un ideal, un fin; que al
final amerite la burla o la admiración a través del aplauso: estamos en
presencia de un show, de un espectáculo previamente configurado en nuestras
mentes, para que con nuestros complejos y frustraciones le pongamos pasión al
asunto, y de llegar a pasar, pues nos enfrentemos, unos a otros, mientras que
los que puedan seguir aplaudiendo, (o abucheando, da lo mismo) aprovechen ese
ideal, ese esfuerzo por el que el resto expulsó el raciocinio, el cual, nunca
formó parte del concepto de estallido social…
Ahora
bien, no olvidemos lo preconcebido: complejos y frustraciones, por ejemplo el
pragmatismo, el miedo. De una lectura foránea os copio: “El miedo a perder el
Estado del bienestar atenaza a los ciudadanos […] Hay una percepción de que las
cosas son como son y no pueden ser de otra manera. Es algo como de las leyes de
la naturaleza […] El fatalismo y la falta de confianza en los que tienen que
solucionar los problemas se adornan con la capacidad de observación de los
ciudadanos, algo que a los pensadores a veces se les escapa…”
Fuentes:
Saludos
en letras