viernes, 9 de septiembre de 2016

La virtualidad tiene sus realidades...






Schopenhauer ve al odio como placer que a diferencia del amor, que llega de repente, la gente se toma su tiempo para odiar. Algo así dijo. Para Wilde la crueldad tiene su lugar entre todos los  placeres y así; en cierta forma: se complacen algunos en esa suerte de éxtasis coctelera en sentir odio y ser cruel. A alguien le leí una que vez que no somos aún peores debido a que, aunque no lo crean, nos reprimimos la crueldad; y si consideramos a los dos ilustres que acoté, tal vez sea así: cuántos placeres no se reprimen; el orden social en sí es enarbolado a base de placeres reprimidos, así que, por qué no: podrían ser aún peores los que nos gobiernan, es más, en este momento se deben estar reprimiendo: cómo no quisiera más de uno que por estos lados hubiese una suerte de ISIS; claro, no tan radical, ni tan bien financiando, porque de ser así sería una amenaza, y más que amenaza lo que quieren es un pretexto, pero sí, cómo no se  quisiera un grupo de tipo subversivo para soltarles todo el cloro, o de lo que sea que sean esas bombas, por toda la ciudad. Así, de una vez por todas, empezamos a temerle como quisieran ser temidos, a hacer lo mismo que hacemos ahorita pero de mejor gana, sin acudir a tanto medio digital a hacer pataletas… eso quisieran, pero por ahora aún no lo tienen. Todavía la gente aunque sea a punta de tweets manifiesta su descontento. No se toman las calles porque no guste cómo se es gobernado, no parece funcionar así, pero bueno, la virtualidad tiene sus realidades, y el odio y la crueldad también son placeres reprimidos en quienes lo sufren, y no siempre el que sufre sufrirá; como tampoco siempre el que hace sufrir, sufrir hará. La voluntad anda por ahí, como el éter ese del registro akáshico; ese que dice que todo por ahí anda, y que uno sólo tiene que tomarlo…  


jueves, 8 de septiembre de 2016

Made involved




An eye for an eye only ends up making the whole world blind, Gandhi said but, it’s not about taking revenge, nor standing for an ideal. I hardly think so. I believe when two fronts, two ways of seeing something such as political perspective, for instance, somehow agree at their clash: if I want to rule over many, obviously there will be some against it, I have to count on that, It is the purpose of a conquest, because that is what it’ll be at the end: a victory on one side and a defeat on the other. Afterwards, logically; the tension: what’s taken must be kept as much as what’s to take must be conquered. I just wrote it a pair on lines back: a clash is an agreement between a pair of counterposed stands. For those who never wanted it, never cared of, because they do not feel identified, don´t understand it or just don´t sympathize; for those ones, for those it will always be a problem. Let’s take a look at the recent events at Aleppo for example. What about the people who just live there and don´t want any trouble? What about them? They don’t choose, they’re just there and just for being, only for being; they must face consequences of some other’s actions. This is not an eye for an eye thing, no, this is a problem all over the world: two sides fight and the rest is made involved…