La incertidumbre, la que manda: esa acción que hace abstenerse, ese empujón que lleva a no moverte. La mente lamenta un cuerpo obediente y este último se enferma por irreverente. ¿Es entonces la fiebre, más que un síntoma; una señal? Señalamos al insano, pero no porque adolece: adultos adolescentes, que sueñan al despertar porque bien no duermen. Se aman y se arman, para las nuevas desilusiones, para las fechas que los demás celebran. Habrá que brindar entonces para que la adicción justifique el oficio, el vicio quizás y a la salud sonreímos. Converso, converse, con signos y consigas que nos escogen: ya estamos empezado a decir lo mismo, muchos, casi todos; y he ahí al distinto, que no distingue, pero lo dice más bonito…
Saludos en letras (inciertas)