domingo, 11 de septiembre de 2016

along, at least...




Thoughts are always wondering until they find a head to be in, so they can finally become message, be heard; understood. A friend o mine was walking once up to work and a little rain started, not so hard, but long enough to make some puddles at the street. She was facing down, so she saw herself, her reflex, her worried expression because it was getting late for work. She didn´t talk but... she realized, because the rain made her so, that a big carelessness has covered the streets of this city: so many holes that cars hardly drive, so many people walking sad and counting their steps like there’s no reason to look up; to face towards. Such negligence is not only the government's but we're all to blame.

We're all to blame is also a song she was listening with me the night before. She's not the protesting kind, she's more careful at her appearance. Yes; that kind... that morning it was different, she did not dressed up properly, probably because she was late and because she was late she was careless, and then the rain, the puddles, her reflex and the thoughts. Tomorrow she's joining the protest. She says she's tired of the way we are ruled, the way these people spend nation's money and how narrow chances bias have become. It happened basically in a couple of days and just over a little rain, maybe over a music song. It’s hard to tell. Thought are always wondering until they find a head to be in, so they can finally become a message. They might have been waiting in the clouds that morning when nobody looked up, so they decided to show themselves as water from the sky and people saw them as their own reflexes, my friend in this case, and I've got the message from her, from the song: I am to blame as well and I shall join her tomorrow; to complain along, at least...

viernes, 9 de septiembre de 2016

La virtualidad tiene sus realidades...






Schopenhauer ve al odio como placer que a diferencia del amor, que llega de repente, la gente se toma su tiempo para odiar. Algo así dijo. Para Wilde la crueldad tiene su lugar entre todos los  placeres y así; en cierta forma: se complacen algunos en esa suerte de éxtasis coctelera en sentir odio y ser cruel. A alguien le leí una que vez que no somos aún peores debido a que, aunque no lo crean, nos reprimimos la crueldad; y si consideramos a los dos ilustres que acoté, tal vez sea así: cuántos placeres no se reprimen; el orden social en sí es enarbolado a base de placeres reprimidos, así que, por qué no: podrían ser aún peores los que nos gobiernan, es más, en este momento se deben estar reprimiendo: cómo no quisiera más de uno que por estos lados hubiese una suerte de ISIS; claro, no tan radical, ni tan bien financiando, porque de ser así sería una amenaza, y más que amenaza lo que quieren es un pretexto, pero sí, cómo no se  quisiera un grupo de tipo subversivo para soltarles todo el cloro, o de lo que sea que sean esas bombas, por toda la ciudad. Así, de una vez por todas, empezamos a temerle como quisieran ser temidos, a hacer lo mismo que hacemos ahorita pero de mejor gana, sin acudir a tanto medio digital a hacer pataletas… eso quisieran, pero por ahora aún no lo tienen. Todavía la gente aunque sea a punta de tweets manifiesta su descontento. No se toman las calles porque no guste cómo se es gobernado, no parece funcionar así, pero bueno, la virtualidad tiene sus realidades, y el odio y la crueldad también son placeres reprimidos en quienes lo sufren, y no siempre el que sufre sufrirá; como tampoco siempre el que hace sufrir, sufrir hará. La voluntad anda por ahí, como el éter ese del registro akáshico; ese que dice que todo por ahí anda, y que uno sólo tiene que tomarlo…