martes, 8 de noviembre de 2011

Paréntesis de la rutina…


Era oscuro, desolado, lleno de presencias sin presencia y de sombras que olían a ausencia. La libertad me paseaba por el recuerdo: entre letras de canciones y melodías que hubiera preferido no recordar. Sentía algo parecido al frio, algo parecido a la necesidad del acetaminofén; de la cafeína. Ahora que lo pienso algo había, algo había de compañía…

La percusión de los pasos, siempre cónsona con el segundero: nuevos cuentos de pasión entre el tiempo y el arrepentimiento. Se escribieron de nuevo la infelicidad y el sueño…

Dedos Arañas empezaron a caminarme el hombro; abrí los ojos y me vi en otros ojos: ¿Te dormiste? Es hora de volver a trabajar…


Pensando


El premio de la soberbia son malos ratos y malos recuerdos. No la impongas; que te la toleren no significa que te la acepten…

Haz del mundo eco de tu voz, no que la voz del mundo te haga su eco…

La virtud del discernimiento y la persistencia por la superación; también nos la dan los buenos malos momentos…
De vasos de sacrificio mejor se bebe el néctar del logro. No lo bebas de un vaso ajeno; más que un secreto, robas esperanza


La desproporción es el equilibrio…




lunes, 7 de noviembre de 2011

Términos sin terminal…


El secuestro de los términos está de moda, así lo hemos permitido. No se crea turista donde lo ven como inmigrante, no compare su visión de residente cuando usa anteojos de visitante. El significado de un término cualquiera va ligado al lugar y al momento de su pronunciamiento; más allá de la voz que lo dice, de las manos que lo escriben o de la piel que lo vive. Es más, va más allá incluso de los gestos, de las palabras; de las imágenes. Lo que somos y queremos ser es fruto del momento y del lugar...

Vale recordarlo…

viernes, 4 de noviembre de 2011

Apellidos Comunes


Se me cierran las ventanas del mundo pensábamos todos uno por uno. Un tal Pérez confesaba que lo único que le movía el alma era la estupidez: mucha gente redunda entre preguntas y respuestas pareciendo eco del eco, Yo los detengo con mi interrupción; capto su atención, consigo esa expresión propia de los rostros y tan sublime que sin hablar me dice: ¿Eres estúpido? Un gesto tan sincero como pocos si es que hay otros; un gesto que me da el poder de ser Yo quien pone la frase en el pensamiento del estúpido verdadero, sin necesidad de decirlo ni de decírselos. Un Rodríguez cualquiera acotaba que su importancia se basaba, más que en la estupidez, en el constante requerimiento: no pido favores, no importuno, pero sé que al no molestar, molesto. Me llaman constantemente para pedir que haga aquello, que haga esto; no quiero hacer lo uno y lo otro mucho menos, pero me siento muy solo cuando nadie interpone algún requerimiento. Hablaron los Martínez, que sin unos cuantos tragos no pueden decir ni sonreír: la vida es tal cosa, las cosas de una tal vida. Márquez: Márquez calla viviendo de los testimonios y del regocijo que se procura con el silencio…

Se es Pérez en ocasiones, la rutina puede llevar el apellido Rodríguez, cualquiera es Martínez en una reunión, y a veces, en la sobriedad de la soledad, se llega a ser Márquez…



Saludos en letras…