Cae la tarde bajo edades del Sol, se saludan y
se despiden las sombras y los reflejos. Sonríe una luna por verse desde el día
y el día todavía no ha sido de la noche. Se anuncian algunas estrellas, el
cielo cambia sus azules; nos toca prender las luces. Manos sobre palabras para
no perder ideas, para que el orden se mantenga: toca una pausa para asimilar.
Planes de hoy para mañana y deseos del mañana para hoy. Se juegan los tiempos
mientras se pasa la página: nacen ganas de subrayar. Una cicatriz para el
libro: esa necesidad de no olvidar. Las personas también tienen líneas que unos
tachan y otros remarcan: algunos cuerpos han sido releídos. El gusto es íntimo y silencioso cuando la música es la
única invitada a las ganas de escuchar. Siguen las manos sobre el texto. Un reloj,
una hora: volvemos inevitablemente a evocar. Yo por aquí y tú por allá,
buscando palabras mismas en libros distintos. Se mueven los labios pero es sólo
la música. Deseos de hoy para el ayer y planes del ayer para hoy. La cama, la
calma; las palmas: el alma. Nos despedimos sin saludarnos: tú por aquí y yo por
allá…
Blog dedicado a la redacción de escritos, en su mayoría originales. /Blog focused on original writings mostly
lunes, 30 de abril de 2012
Por aquí por allá…
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viernes, 27 de abril de 2012
Testigo
Sin fe confesaban al haberse visto caídos:
corríamos y resbalamos por no saber frenar. Desconocidas las caras con tanto
espejo roto, mucho gesto sin rostro y mucho rastro que nada gustaba. La
molestia con el tiempo es indiferencia y así se empiezan a permitir
prohibiciones. El vendedor salía de soslayo por el portal del enrejado, para su
suerte, a medio cerrar. En un principio, la situación se agravaba, pero nadie
tenía qué gravar. Los insultos, que con el ruido se suman a un ruido mayor, usualmente,
no definieron reclamos. La sangre suele saber tomar su lugar para gritos y
silencios. Llovía, todos los sabían. Cuando el cielo viste gris la gente
debería vestir colorida; como aquella mujer de turquesa que llegó a aquel sitio
sepia. Caen el vendedor de espejos y la pareja de la moto, todos vestidos de
negro…
jueves, 26 de abril de 2012
Siempre nunca buenos, y malos nunca siempre…
Resulta
interesante percibir cómo todos cuentan una historia de buenos y malos a
conveniencia y no por convención. No se trata de descubrir descubiertos, mucho
menos darse cuenta de un cuento más. Me refiero al albergue, a las posturas que
se albergan. Como siempre: un tercero culpable para un primero que nunca es
inocente…
Un
amigo me decía que siempre hay un rico malo opresor para el siempre pobre y
pobre siempre. Cada día una anécdota, un hecho que justifique porqués y
carencias a causa de la abundancia ajena; por supuesto, mala. No hay forma que
una buena carencia bien se vea. Yo por mi parte, albergo desastres, y como él,
mi amigo; siempre tengo un cuento nunca bueno, malo también…
Víctimas
para sumar y justicia que se le resta. Lo justo es digno cuando se trabaja para
ello. Ambos nos acomodamos y nos justificamos en injusticias contrapuestas. No hay
cabida para silogismos si la razón es un asunto de volumen. ¿Será que grito
entonces, o mejor callo para pretender genialidad?
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