domingo, 31 de marzo de 2013

Las buenas y malas cualidades del carácter


En los designios del Destino, Schopenhauer nos da a entender, entre otras cosas, dos puntos interesantes; uno sobre los dones (o aptitudes) vistas como privilegios generadores de envidia; y otro sobre el ejemplo, como premisa, o como guía. Citamos:

“La inteligencia, e incluso el genio, deben mendigar perdón al mundo siempre que no se hallen en situación de permitirse el menosprecio orgullosa e intrépidamente. En efecto, cuando la envidia queda suscitada tan sólo por la riqueza, el rango o el poder, a menudo se ve amortiguada por el egoísmo al enjuiciarse, que llegado el caso podría esperarse de quien envidia cosas tales como auxilio, deleite, apoyo, protección, mecenazgo u otras por el estilo; o incluso al aproximarse, y pueda saborear la gloria en base al mero destello de su prestigio; por supuesto, siempre queda la esperanza de alcanzar para sí mismo todas esas gracias algún día. En otro orden de ideas, para la envidia concentrada en los dones naturales y personales, como pudieran ser la belleza entre mujeres, y el ingenio entre los hombres, no hay espacio para esa esperanza o consuelo de tipo alguno; no quedando más que el odio amargo e implacable a tales privilegios…”

En cuanto al ejemplo, extraemos:

“…por lo común, las personas poseen poco discernimiento y harto escaso conocimiento para explorar por sí mismos su camino. Por eso uno se hallará tanto más abierto al influjo del ejemplo, cuanto más adolezca de ambas aptitudes…” (discernimiento y conocimiento)
Más adelante: “…desde un punto de vista moral, el ejemplo, como forma de instrucción, puede propiciar una mejora civil o legal, más nunca una mejora interior, que es la única específicamente moral… el ejemplo actúa como un instrumento propiciador de que se pongan en relieve las buenas y malas cualidades del carácter, pero no crea éstas de modo alguno…”

Hay tomarse buenos sorbos de tiempo para probar un nuevo orden de pensamientos, pues seguir ejemplos creyéndolos aptitudes y envidiar aptitudes creyéndolas privilegios; nos alejan de ese ser que somos y que a veces no sabemos ser…

Saludos en letras…

viernes, 29 de marzo de 2013

Gozar intensamente de sus triunfos...



"Eres un hombre muy apasionado, un hombre hambriento que no sabe dónde saciar su apetito, un hombre profundamente frustrado que lucha por proyectar su individualidad contra un fondo de rígido conformismo. Existes en un mundo pendiente entre dos superestructuras, una de autoexpresión y la otra de autodestrucción. Eres fuerte pero en tu fuerza hay una grieta y a menos que aprendas a controlarla, esa grieta demostrará ser más poderosa que tu fuerza y te vencerá. ¿La grieta? Explosión de la reacción emocional totalmente desproporcionada a los hechos. ¿Por qué? ¿Por qué esa irrazonable ira cuando ves a otros contentos, felices y satisfechos? ¿Por qué ese creciente desprecio por la gente y esas ganas de herirla? Muy bien: crees que son necios y los desprecias porque su moral, su felicidad son el origen de tu frustración, y tu resentimiento. Pero esas ideas son terribles enemigos que llevas dentro de ti... y a la larga serán mortíferos; como las bacterias que resisten al tiempo, no matan al individuo sino que dejan en su modo de ser el estigma de una criatura desgarrada y retorcida; dejan fuego en su interior avivado por astillas de desprecio y odio. Podrá prosperar pero no dará fruto porque él es su propio enemigo y le estará vedado gozar intensamente de sus triunfos".


Fragmento de "A Sangre Fría"
Agradecimientos:

lunes, 25 de marzo de 2013

Ignorantia


La ignorancia, en su sentido más puro; y sin connotaciones peyorativas, es una escalera mecánica en bajada: cómoda. El saber pone esfuerzos involuntarios de aburrimiento. ¿Cómo me sigo quejando si ya sé el porque del porqué? Ahí está la tilde, para acentuar un silencio. Un amigo se burlaba y por mala suerte yo sabía la respuesta; nos quedó el silencio. Nada mejor que una pregunta sin respuesta para nuevos ciclos de cadenas, parece que no saber a veces sabe mejor. Pero no se trata del engaño, ni de la ilusión, tiene más que ver con el placer de ignorar…