domingo, 8 de enero de 2012

Delirio no feliz…


Es más fácil conformarse con la infelicidad tranquila: que perdura al acallar aguantando; que esa búsqueda rebelde por un momento de felicidad efímera. Para ser feliz siempre emergerán nuevos problemas; de eso se trata, de lo contrario no sería rentable tanta ilusión por conseguir un instante y creerse pleno de felicidad. Nada cuesta una sonrisa sincera cuando ya se ha pagado por creerse alegre. El Valor no vale mucho tanto ni tantas veces como La Necesidad. Tenemos a los libros y a la música, al sexo, a algunos hábitos como placer y de vez en cuando podemos procurarnos el calor de los abrazos. Aprendimos a conformarnos cuando vimos que el cansancio podía más que las ganas y cuando el intento era más forzoso que la resignación. Cuando se lucha, se lucha por deseos creados desde terceros e impuestos por una presencia que todavía no sabemos describir. Tal vez la infelicidad no existe, tal vez sea el apodo de algún estado natural y permanente para las personas que no pueden pagar el lujo de la inconformidad…


jueves, 5 de enero de 2012

Cuerda locura…


Nadie soporta tanto entender de lo que no entiende: un dilema tentador para humedecer a tanta duda seca, una especie de relevo entre contradecir y contracallar y así brindarle beneficio al silencio; o quizás notar más la presencia de la ausencia de razón. Cambiamos constantemente el asombro por la sombra de quienes usurpan luz y nos la exhiben como muestras de sabiduría, para pagar y pretender y luego pretendernos…

¿Cuánto nos cuesta y cómo quedamos?