domingo, 13 de octubre de 2013

El último vómito…


Fuiste tantas cosas a la vez, que me cuesta creer que hoy no seas nada…
No sé si es el autor, pero sé que el intérprete es Chayanne

Si tuviéramos que poner en letras los primeros tragos, diríamos algo así como que: de la boca de la botella emanaba, en forma de cascada, el vino que fue a descansar dentro de nuestras copas, esperando que su poca espuma se esfume, para luego acariciar nuestros labios con el primer brindis… así más o menos fue y así nuestro sentido del gusto tuvo el tacto, un tacto que nos humedecía, y cada uno en silencio aprovechó y evocó un beso de sexo, tu el mío y yo el tuyo, porque al pensar en el placer, lo pensamos desde que empieza… dijimos varias veces salud, algunas sonrisas se amargaron de palabras, de recuerdos que se debieron olvidar, seguimos; empezamos a aflorarnos como un bosque en la primavera, pero un momento: ¿qué tanto sabemos de estaciones por estos lados del Caribe? Quedémonos con las estaciones, pero del Metro – del servicio metropolitano de transporte subterráneo – en la mente corre un tren por los rieles de lo vivido, el cual lleva y trae palabras permanentemente pasajeras, como todo tren para, y las viajantes – sobretodo los verbos – se bajan en pequeños grupos que, por muy distintos, o distinta, en el caso de la palabra; coinciden: separar y superar, conversar y convencer, consentir y comenzar – y de repente, por qué no – pudor y podar (porque en la dermis se dan los sustantivos, como en los sentimientos) desprecio y despecho… y el tren choca a causa de ebriedad… el peso que pasa puso pugna en la pena; el lazo del celo luce suelo, por ende luce sucio, mi cielo… la razón burbujeaba; la cena volvió a la mesa… no así nos servimos de nuevo, a dos efectos; porque nos servimos otro trago y nos servimos del momento… Cité entre balbuceos: “La primera traición es irreparable. Produce una reacción en cadena de nuevas traiciones, cada una de las cuales nos distancia más y más del lugar de la traición original…” y luego cité: “Un drama vital siempre puede expresarse mediante una metáfora referida al peso. Decimos que sobre la persona cae el peso de los acontecimientos. La persona soporta esa carga o no la soporta, cae bajo su peso, gana o pierde...” – ¿y lo contrario de ese drama? Me pregunté – Pues el drama de la levedad; ése que no es una carga “sino la insoportable levedad del ser…”

Y sopesó… o como Fue, de Soda Stereo: “y eso pasó…”

domingo, 6 de octubre de 2013

por habernos sido...


Te acercabas a oscuras, para que el frío ardiera en respiraciones, medio cerrabas los labios y medio abrías los ojos; tu aliento acariciaba mi deseo. Mis manos torpes, pero decididas, fueron buscando atados: el placer ascendía, una prenda caía, luego ambos resbalamos y apartamos las almohadas, seguimos conversando con los besos… ya no eran mis manos, sino mis dedos, ya tu sabes que voy y de qué vengo, señalo, exploro, uno de unir gustos nuevos, al igual que tú, que tus manos, ese ir y venir de tus dedos y tus labios, empezó, y temblábamos, por la delicia, por todo este ritual de caricias… Nos movíamos; este, oeste, el norte era mutuo para cada sur de nosotros… Nos dimos la bienvenida, entra, entro, salgo, no tanto, fuerte, pero despacio, el frío se fue y nos quedamos, monosílabos, de costado, de frente, vino la corriente… nos hicimos por haber estado, por habernos sido; o hecho, ahora soy eres tú y estamos…