lunes, 21 de julio de 2014

El debate



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Hubo una vez un debate hace no tanto tiempo. Puede decirse que tuvo lugar en la universidad o en la institución. El debate consistía en algo así como la asignación de roles según el género: es que ustedes los hombres son tal cosa… es que las mujeres son tal cosa… pero tal fueron las cosas que la conclusión fue que los roles, con el tiempo, se han ido alienando de parte y parte, y eso idealiza un poco aunque no de forma directa, el debate general de la nación y aquello que se intentó asomar hace rato entre los grupos que buscaban someter al opuesto.

Para la pretensión de estas líneas, los géneros han tenido facetas, recordemos pues las preguntas locas de las páginas anteriores: Si Elsa fuera Iris, cuándo sería Amanda; siendo Denise Gisela… sin olvidar por supuesto: Ya que Bartolo no es César, entonces por qué cuando era Juan, no prefirió seguir siendo Henry, si ya es Francisco…

Se fue Amanda y Amanda empezó con Bartolo. Si esto fuera un ciclo, Bartolo empezaría a repetir su historia ahora con Denise, pero su historia empezó con Iris, que quizás fue el comienzo de lo que terminó siendo Amanda... No nos queda claro si Elsa es ajena a Gisela o si Francisco y Juan son dos versiones de la misma faceta, pero si es hora concluir que cada inicio está ocurriendo, y es aquí cuando el tiempo es relativo, porque el pasado está presente y las facetas se repiten…

Diez pasos derechos al frente y diez pasos izquierdos que secundan, con cierta lentitud, pues cada mente está en lo suyo, diez miradas hacia arriba, diez miradas hacia abajo acompañadas de diez suspiros... Si quisiéramos ver esto en géneros, pudiéramos decir que un hombre y una mujer están sincronizando sus cinco facetas favoritas, tal vez para detenerse un momento en el tiempo y pensar qué han hecho de ellos como personas, por qué han tenido que dividirse precisamente en esas facetas, y ahí empezamos, a cambiar de puntos de vista, a hacer un ejercicio de empatía…



Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace:
Si gustan, pueden acceder a él de forma gratuita aquí:  
Bienvenidos sus comentarios, desde ya es un honor…

lunes, 14 de julio de 2014

Bartolo



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“La función del cerebro, el sistema nervioso y los órganos sensoriales es principalmente eliminativa, no productiva. Cada persona, en cada momento, es capaz de recordar cuánto le ha sucedido y de percibir cuánto está sucediendo en cualquier parte del universo. La función del cerebro y del sistema nervioso es protegernos, impedir que quedemos abrumados y confundidos, por esta masa de conocimiento en gran parte inútiles y sin importancia, dejando fuera la mayor parte de lo que de otro modo percibiríamos o recordaríamos en cualquier momento y admitiendo únicamente la muy reducida y especial selección que tiene probabilidades de sernos prácticamente útil…” Fran, quién dijo eso. No sé Iris, alguien. Tienes idea Gisela. No, pero bueno, sigamos en lo nuestro... estamos por entender que el concepto que nos formulamos a partir de la contemplación de algo, viene limitado por los recursos preconcebidos de  nuestro ego y nuestro juicio. Algo así Gisela, pero Fran, hay que tomar en cuenta que el ego y el juicio son a su vez limitados por nuestros sentidos. Sí Iris, una simbiosis: limitamos, digamos, moralmente, a partir de lo biológico; de la misma forma en que limitamos, digamos, biológicamente, a partir de lo moral; por ahí va la cosa muchachas… Hablaste con Amanda, será que nos podremos ir a vivir con ella. Sí, ya está listo, pagamos a mi nombre y compartimos el apartamento. Gracias Iris. Qué es ella tuyo. Nada, Amanda sale con Henry. Y ése es el mismo que sale con Elsa cierto. Sí Francisco. Bueno, los hay con estrellas y los hay estrellados. Y los hay con ganas de estrellarse, pero ni que se las pinten en la pared del cuarto… Yo pinté notas musicales Gisela, como tú seguramente habrás pegado algún galancito de telenovela. Tonto…


Bartolo, nombre de tonto, conoció a Denise en el trabajo. Como la mayoría Juan, el amor y las obligaciones suelen yacer en los jardines de la misma plaza. Tú si eres ridículo Henry. Claro Juancho; mira, uno si no sale con la compañera de clase tiene entonces un jujú con la vecina, y si no es con la vecina, entonces la vecina te presenta a una prima, que hizo el mismo curso que tú hiciste y que por casualidad pasó por tu oficina, porque pegaron un anuncio de solicitud de pasantes en la misma universidad donde estudiamos, y así, una tal Amanda cuadra con un tal Henry: así van las cosas… mira, eso es en las películas: que si el tren, que si el aeropuerto, que si el café donde se confundieron las órdenes e hicieron que los futuros amantes compartieran la mesa: cosas por el estilo Juan. Bueh, será. Y qué pasa con el Bartolo, te gusta la tal Denise. Le gusta a todo el mundo, pero más a César, el hombre de los versos. Como tu hermano. No, tú eres un charlatán de la palabra, tú ni siquiera leíste el libro del tal Huxley, es más, estoy seguro que ese fragmento que le diste a Amanda se lo diste al azar, capaz que para caerle bien a la muchacha que vive con ella. Por cierto, hablando de Amanda: me dijo que Iris se lleva a dos de sus compañeros a vivir con ellas; un chamo y una chama, se llama Gisela. El Chamo. No estúpido, la chama…




Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace:
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