Pasaron un par de meses desde la última vez que el papel se tomó la tarea de albergar pensamientos de tinta, hemos vuelto a ponerle azul a la vista, hemos vuelto a buscar las palabras en el humo del café con música; en los minutos restantes para elegir obligarme. La noche aprovecha estas fechas para adelantarse al tráfico y llegar primero que los destinos, sin que las horas abandonen su curso. Últimamente ya nadie apura o retrasa los segunderos del mundo ni los primeros mandatarios…
Nos fuimos a los rincones de esas grietas, que se forman en la soledad temporal de la espera, donde justamente uno empieza a acordarse a quién llamar y qué decir. No llamamos, no dijimos, sólo esperamos, solos; huyendo de coros y consignas que mal llaman temas de conversación. Nos empezamos a contradecir Pasado, Presente y Yo, como siempre: excluyendo al Futuro por su idilio con cada sueño que corre, vuela y navega; pero que nunca llega a la realidad…