jueves, 10 de mayo de 2012

Querer entender para poder entender…




La gestión de algunos interesados, movidos por no sé qué objetivo, logra que la recuperación a medias de una plaza, tome lugar para embellecer fotos y reforzar algunas palabras difundidas. Hoy me topé; tocó toparme con una escena repetida: el comerciante informal huyendo del acoso de las autoridades con niño en brazo llorando y todo. Normalmente, para la conmoción, resulta claro precisar quién funge de víctima y quién de victimario; esto sabiendo que, el comerciante no ha debido estar ahí en primer lugar. Juzgo, es inevitable ¿pero por qué? Cómo se ha de juzgar lo que no se comprende; cómo se invita al discernimiento sin la amplitud necesaria. Por qué se toman posiciones ¿por comodidad? ¡Quién sabe! Opino. Pareciera que el no poder entender limita a las ganas de entenderlo, así es más fácil juzgar de valor pero sin valor alguno. Se forjan los criterios a partir de la opinión. Se establece la costumbre de comprender opinando; de lejos, y para los entendidos. No es sólo querer entender para poder entender; se necesita entender. ¿Opinamos?



jueves, 3 de mayo de 2012

Nos mantenemos…




Viendo versar las acciones que nadan en el delirio del silencio. Muchas páginas enumeradas para agruparse como las ideas, muchos verbos para predicar la intuición. Cónsonas discordias para sinfonías populares. La gente quiere celebrar. La Ocupación puede resultar ser vicio al que no se le compra pero sí se le paga. Una rutina a crédito sin créditos para descansar. Nos mantenemos…

Nos mantenemos en la espera, ocupados; desocupados para algunas preocupaciones: muy propio por apropiarnos. Fui a la tienda a comprarme algunas verdades, las mentiras pierden valor a causa de la ilusión. La gente celebra y se endeuda: hay que amanecer al despertar. No estaban dormidos quienes la dejaron pasar. Tiendas cerca a quién puede y cercas en las tiendas a quién cree. Para creer no hubo que pagar. Sigamos: seguimos al bostezo



lunes, 30 de abril de 2012

Por aquí por allá…




Cae la tarde bajo edades del Sol, se saludan y se despiden las sombras y los reflejos. Sonríe una luna por verse desde el día y el día todavía no ha sido de la noche. Se anuncian algunas estrellas, el cielo cambia sus azules; nos toca prender las luces. Manos sobre palabras para no perder ideas, para que el orden se mantenga: toca una pausa para asimilar. Planes de hoy para mañana y deseos del mañana para hoy. Se juegan los tiempos mientras se pasa la página: nacen ganas de subrayar. Una cicatriz para el libro: esa necesidad de no olvidar. Las personas también tienen líneas que unos tachan y otros remarcan: algunos cuerpos han sido releídos. El gusto es íntimo y silencioso cuando la música es la única invitada a las ganas de escuchar. Siguen las manos sobre el texto. Un reloj, una hora: volvemos inevitablemente a evocar. Yo por aquí y tú por allá, buscando palabras mismas en libros distintos. Se mueven los labios pero es sólo la música. Deseos de hoy para el ayer y planes del ayer para hoy. La cama, la calma; las palmas: el alma. Nos despedimos sin saludarnos: tú por aquí y yo por allá…


viernes, 27 de abril de 2012

Testigo




Sin fe confesaban al haberse visto caídos: corríamos y resbalamos por no saber frenar. Desconocidas las caras con tanto espejo roto, mucho gesto sin rostro y mucho rastro que nada gustaba. La molestia con el tiempo es indiferencia y así se empiezan a permitir prohibiciones. El vendedor salía de soslayo por el portal del enrejado, para su suerte, a medio cerrar. En un principio, la situación se agravaba, pero nadie tenía qué gravar. Los insultos, que con el ruido se suman a un ruido mayor, usualmente, no definieron reclamos. La sangre suele saber tomar su lugar para gritos y silencios. Llovía, todos los sabían. Cuando el cielo viste gris la gente debería vestir colorida; como aquella mujer de turquesa que llegó a aquel sitio sepia. Caen el vendedor de espejos y la pareja de la moto, todos vestidos de negro…