miércoles, 6 de junio de 2012

Bienmal de humanos…



Amor retenido en su selva, tan ignorante de lo que dice cuando dice, sabe que estaba muerto hasta que vio tu presencia en la admirable forma de pensamiento (…) El pie del alba pisa lo que fue secreto y aparece el vacío lleno de rostros que vendrán. Los labios tiemblan cuando las cosas criadas están mudas. Son los trabajos del camino, formas del tiempo cuando el ser va al ser para ser (…) manía de tocar puertas y la ilusión de que se abren (…) Estoy al pie de lo que nunca vas a contestar (…) Dormir en un silencio se puede, en la derrota, no…

Los que calumnian a la vida no tienen la pasión del temor /el humilde furor robado a la tiniebla que cubre los manteles donde se enfría la sopa del tiempo (…) el filo del ojo corta las cicatrices que no cierran (…) El deber de las flores quemado por contracciones del sol (…) El sosiego no tiene linderos en la inconsistencia de sí, es una fábrica, produce olvidos cada mañana (…) Todo será piedra que huye del nudo atado cuando se mira al otro…


Fragmentos dispersos de Juan Gelman 
Extraídos de: de atrásalante en su porfía

martes, 5 de junio de 2012

Absurdo absuelto




Las grietas de la realidad dan cabida al abuso de los besos para fantasear y escaparse, una serie de ventanas para hacerse espectador del mundo que no se vive: hay muchas, a veces demasiadas. Uno cree en lo que crea y por eso sueña con presenciar, viéndose de qué manera desde esas grietas: a veces se siente así. A veces se piensa, aunque sea por unos instantes, que los pliegues de los días están bajo los cielos de la rutina. Luego duermes y despiertas y despiertas de nuevo para levantarte. No queda de otra más que dejar al absurdo absuelto por absorto: su culpa es inocente…

lunes, 4 de junio de 2012

Ablandar hablando…



Del leyendo y del rayando nacieron letras para prestar algunas palabras. Recordé y recordaba si no fue primero inventado aquello relacionado con el perdón, propio de Dios y de dioses, así como su ejercicio tergiversado para los terrenales: la disculpa. Resulta interesante; la disculpa como voto a la soberbia, siempre sincera por humilde…

Quien se disculpa (quien aprende a pedirlas) cumple con su ego, lo reivindica; hace de lo grande grandeza (como diría Galeano) pone su grano de voluntad en quien ha de aceptarlas: una persuasión evolucionada, un truco social producto del talento humano; que sigue siendo pero Recurso Humano dejó de ser; un gesto apropiado, una victoria del convencimiento. Sea la vanidad absuelta. Pedir disculpas también funge de presupuesto, una forma de amortiguar al dolo presente que se consumará en el hecho futuro: la disculpa se vende y se compra como muestra de humildad, como excusa que suele excusar a quien debería mejor resarcir…

El plan de la venganza presupone una disculpa aceptada para poder nacer. Te disculpo para que me permitas ofenderte (trayendo aquello célebre del pedir perdón para pedir permiso) Quien acepta disculpas también vende y compra su humilde soberbia: la magnanimidad…

Ahora bien. La duda: hay gente que, por orgullo, ni pide ni acepta disculpas. Quizás la asumen como esos favores que sugieren inferioridad por sucumbir. ¡Quién sabe!

viernes, 1 de junio de 2012

Ergo epistolar…




Una carta aguanta a pesar de lluvia, a pesar de la calma; una carta aguantaba letras y confesiones. – Habernos complacido a vernos sin placer. A ver, ¡Nos fue plácido! – No estuvo en los pensares, la tinta se escurrió para dejar leer otros casos – cosas que no escribí: nos las decíamos  – Mucho quiso quien no pudo y quien pudo no tuvo que querer. Condonados por condenados; un deber que no se cumple con obediencia – Nos contentamos, sin romper la carta – Las palabras deben vivir para quien las lea, la tinta se ha de volver a secar…