viernes, 4 de diciembre de 2015

Indie


Qué podemos respondernos, me pregunto. Deambulamos inconscientes en conciencias ocupadas, hay que economizar argumentos. De lo que antes se ahondaba ahora se orilla, pero ya va, sin ser orilleros pues no nos hace falta gritar: la procesión va por dentro y por dentro la reflexión ya no se profesa… nos dan dos versiones, dos versiones palíndromas y por eso seguimos igual, por estar en el medio y desde el medio nos quedamos con algunas frases, las que más se repitan, para luego adoptar ese nihilismo burgués que, con una muy en boga cara de aburrimiento, aseverar que dichas frases no nos las creemos… y es que creer, así como tal, no se estereotipa tan bien como lo escéptico, creer es más bien religioso, y ahora a todos nos dio por ser agnósticos: algo nuevo para el catálogo de respuestas: puro pop con música indie de fondo, porque así nos logramos elevar… entonces: qué podemos respondernos, me pregunto. Nada; nada que no salga en el catálogo de respuestas. Consulte, consulte a ver qué le presta más a usted; si la rebeldía pro-gobierno, si la disidencia pagada por padres pudientes, si el curso foráneo porque aquí ya no hay vida, si la vida en otra parte para añorar lo que acá se tenía, si beber en lugar de luchar, si luchar por creer tener, quién sabe, si opinar por redes sociales desde la oficina, si hablar del caos mientras se contempla alguna vitrina, si esperar el estallido social viendo televisión, si estar en la calle para correr y fotografiarse, el catálogo crece pero… de lo que antes se ahondaba ahora se orilla…

jueves, 3 de diciembre de 2015

Oda a la cola…




Allegro:
Gente que no trabaja y gente que pide permiso en sus trabajos para poder hacer la cola, para esperar, según el terminal de su cédula, qué y cuánto comprar para abastecerse, abastecerse a base de regulaciones pero; a quién no le gusta esa golilla, algunos exclaman; bueno, a ver, algunos otros han aprendido con el pasar del tiempo que el valor de ciertas cosas supone un cierto esfuerzo, pero no por el mero hecho de esforzarse, no, es más bien por el esfuerzo a futuro, en este caso, a pasado; digamos: algún sacrificio para poder ahorrar, para lograr hacerse con un grado académico, horas extras en la organización para subir un poco el ingreso, todo previo a una idea, que con un poco de drama llega a ser una meta, o ilusión, dependiendo de lo que ésta sea, pero ya no importa, ahora (y literalmente, ahora) es inmediatez: a la calle, a las tiendas, tempranito, para esperar un poco menos que los que están a la espalda… 

Minueto:
Conversaciones, la gente empieza a conocerse, a intercambiar testimonios, a reírse (si, a reírse) la molestia en esta sinfonía ha de tener lugar en otro momento; anécdotas de la crisis: sueldos que no alcanzan y los encargados de los almacenes comienzan sus danzas. Bailamos, buscamos coincidencias, mermamos la angustia al verla colectiva; todos más o menos estamos en lo mismo: igualdad social, pues; una bandera por la que tanto se ha declamado…

Ronda:
Sin disfraces, sin música, casi al pie de la letra (y esto último si es un tanto más metafórico) Da chance de ir a otro lugar, ya alguien en la cola dijo que lo que no hay aquí, puede haberlo  en el  negocio que está más adelante, por ende, nos vamos; para volver a la ronda, porque normalmente se va a más de un sitio para abastecerse… 

Sonata:
Ya después de haber hecho varias colas y con un par de bolsitas en cada mano, adquirimos la licencia de la victoria, esa que nos permite ciertas premoniciones sobre el futuro político del país y cierta jerarquía para juzgar a quienes no fueron parte de la sinfonía de hoy, además; también nos entra el fresquito de que conseguimos lo que otros no han podido, porque así es ahora, lo cotidiano se volvió especial: finalmente los libros de autoayuda lo lograron, se encontró el placer en lo rutinario…

sábado, 28 de noviembre de 2015

Hoax


Palabra interesante ésta: costumbre, que según algunas fuentes, viene de consuetudo, es decir, del hábito, pero más interesante es incluso hacer de este presunto hábito un verbo, una acción: acostumbrarse y, a eso vengo: nos hemos acostumbrado. Nos hemos acostumbrado a que creer es como pensar y a que soportar es así como una forma de aceptar… Escuchamos, o leemos, sea cual fuere el medio: percibimos un hecho noticioso y pensamos (no, creemos) que eso se debe a cierto mal manejo de algunos dirigentes, entonces nos topamos con el sobreprecio y lo soportamos (lo aceptamos) por eso la queja termina siendo una especie de retórica, quizás dialéctica, o parábola, o alguna palabrita que nos lleve a aceptar (aquí si, aceptar) que lo difundido por los medios tiene su punto y por ende, esa debe ser la verdad. Una verdad creada, no resultante, una verdad que debe ser creída (si, de creer) pero entonces cuestionamos: si al final la vamos a creer, no necesitaría ser una verdad, pero resulta ser un argumento suficiente, y suficiente nos basta para ponernos a pensar, pero… si pensar es creer… bueno… que nos difundan lo que sea… al final, de cuestionarnos, lo vamos a hacer los unos a los otros, dialéctica pues, pero sin filosofar…