Un
profesor dijo que la Constitución es el libro con el cual uno deja de ser uno. La
gente, digamos, se desprende de las acciones que por derecho le corresponden
para, dicen, conformar el articulado de esta Carta con la que, digo, somos
administrados. De esta forma, al momento de reclamar, debemos acudir a una
instancia administrativa, la cual, dice, hará cumplir lo que dicta la
Constitución. Un banco con nuestro
dinero, o algo por el estilo, pero no cualquier banco, sino uno que te
pregunte, a la hora de hacer un retiro, para qué necesitas esa porción de tus
ahorros, qué vas a comprar, a quién le debes, por qué no mejor tomas una
cantidad distinta, pero ni siquiera, ni siquiera como un banco así, porque me
equivoco al plantear preguntas… no, no pregunta; sentencia, entonces, al exigir
mis ahorros, en lugar de condicionar el hecho con interrogantes incómodas,
porque uno no tiene por qué decirle a un banco qué hace con el dinero propio,
éste decide; eso, decide por uno: quiero mil (porque dispongo de ellos) y el banco:
no, toma cien, por qué, porque si bien los mil son tuyos, soy yo, banco
(gobierno) quien los administra, entonces, yo: gobierno, digo; yo: banco, decido
cuánto, o para qué; por qué no…
Si
quisiéramos establecer una relación, ya no de analogía, sino de causalidad; entre
los derechos y el dinero, podríamos decir que el acceso es ese vínculo, pero no
lo vean como un canal; no, no es que por uno se le llega al otro, no me refiero
a eso. El hecho de que sea con dinero como se hacen valer los derechos no
significa que eso sea a lo que me refiero, insisto, cuando me refiero a vínculo
es que, por ponerlo así: el gobierno se cree el banco de nuestros derechos. En algún
escenario contemplado, el votar los legitima a fungir como tales, por lo que,
sin querer, y con todo derecho a nuestro favor, para exigir, debemos acudir a
él y esperar que sean ellos quienes decidan qué tanto y hasta dónde podemos, de
hecho, eso: exigir… y no, no es el
Estado, es quien lo administra, es decir, el gobierno: la coerción del hombre
por el hombre…
Nota:
hay quienes adoran que el banco les controle el dinero…
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