There’s
a big traffic jam east road. Protesters claim once again against the
government; against this guy and his cabinet, and once again; they are bombed
and repealed. Some bosses claim too, they do it against employees. Since inspiration
is no longer reachable everything lies on commands only: the one thing pro
government bosses have left. Curious fact that an employee, specially a boss, may
support government’s policies. Here such a thing is possible and that is the
question I wanted to leave with these words: may it be true resentment is so
powerful that supporters don’t care about watching how the country sinks? – I honestly
don´t know if the question is understood, if it is a right English – the thing
is I thought it was so; not the grammar, the doubt. I thought people raise this
anger as crop to one day spice up their sorrows and become able to show fake
security and optimism; just like the government does. Resented people enjoy infortune,
and currently they are ruling every single institution of the Estate... for
now!
Blog dedicado a la redacción de escritos, en su mayoría originales. /Blog focused on original writings mostly
viernes, 26 de mayo de 2017
miércoles, 22 de marzo de 2017
¿Qué hace un cuentahabiente cuando no quiere tener su dinero más en ese banco?
Un
profesor dijo que la Constitución es el libro con el cual uno deja de ser uno. La
gente, digamos, se desprende de las acciones que por derecho le corresponden
para, dicen, conformar el articulado de esta Carta con la que, digo, somos
administrados. De esta forma, al momento de reclamar, debemos acudir a una
instancia administrativa, la cual, dice, hará cumplir lo que dicta la
Constitución. Un banco con nuestro
dinero, o algo por el estilo, pero no cualquier banco, sino uno que te
pregunte, a la hora de hacer un retiro, para qué necesitas esa porción de tus
ahorros, qué vas a comprar, a quién le debes, por qué no mejor tomas una
cantidad distinta, pero ni siquiera, ni siquiera como un banco así, porque me
equivoco al plantear preguntas… no, no pregunta; sentencia, entonces, al exigir
mis ahorros, en lugar de condicionar el hecho con interrogantes incómodas,
porque uno no tiene por qué decirle a un banco qué hace con el dinero propio,
éste decide; eso, decide por uno: quiero mil (porque dispongo de ellos) y el banco:
no, toma cien, por qué, porque si bien los mil son tuyos, soy yo, banco
(gobierno) quien los administra, entonces, yo: gobierno, digo; yo: banco, decido
cuánto, o para qué; por qué no…
Si
quisiéramos establecer una relación, ya no de analogía, sino de causalidad; entre
los derechos y el dinero, podríamos decir que el acceso es ese vínculo, pero no
lo vean como un canal; no, no es que por uno se le llega al otro, no me refiero
a eso. El hecho de que sea con dinero como se hacen valer los derechos no
significa que eso sea a lo que me refiero, insisto, cuando me refiero a vínculo
es que, por ponerlo así: el gobierno se cree el banco de nuestros derechos. En algún
escenario contemplado, el votar los legitima a fungir como tales, por lo que,
sin querer, y con todo derecho a nuestro favor, para exigir, debemos acudir a
él y esperar que sean ellos quienes decidan qué tanto y hasta dónde podemos, de
hecho, eso: exigir… y no, no es el
Estado, es quien lo administra, es decir, el gobierno: la coerción del hombre
por el hombre…
Nota:
hay quienes adoran que el banco les controle el dinero…
lunes, 6 de marzo de 2017
Desquite consuetudinario
Me
detuve en “sufrimos por ese recuerdo que hemos olvidado”, y más adelante, a un
par de frases leí “el sentimiento de desesperación y derrota que penetra en
nuestros gestos […] no es sino el castigo por nuestra insistencia en ser
nosotros mismos”.
En
estos días tomé el Metro porque no quería poner el carro a pasar tantas subidas
y bajadas; tantos huecos, las calles de Caracas son muy hostiles con los
vehículos. Es como una especie de desquite consuetudinario, sí, algo así, a ver:
el gobierno no procura a tiempo el correcto mantenimiento de las calles,
entendiendo que el asfaltado es a nosotros lo que el azafrán supone ser a los
persas; abundancia, pero ese es otro tema, repito: el gobierno falla con el
asfaltado y el asfalto sufre, pero de
tanto sufrir le quedó la rabia, muta, se convierte en infinidad de huecos que
crecen y crecen atacando a cuanto caucho ruede sobre la superficie, entonces
los carros empiezan a sufrir el dolor
del asfalto, por lo que se desquitan con los conductores, dueños o no, no viene
al caso. Se dañan, piden repuestos, repuestos que no se pueden pagar y que
cuando se puede, no se consiguen, entonces la gente, conductores o no,
propietarios o no, alberga un sentir cíclico que produce cierta necesidad de
desquite, y que con los años se convierte en hábito, y bueno, del hábito la
forma de ser y de ésta última los gestos; por eso me detuve cuando leía El libro negro de Pamuk, sin terminar
aún por cierto. Me detuve porque no es que hayamos olvidado, sino que no
dejamos de recordar que llevamos muy poco siendo como somos para adecuar
nuestros gestos de toda la vida a una situación que no data de más de cinco
años. Luego me identifico: “el
sentimiento de desesperación y derrota que penetra en nuestros gestos […] no es
sino el castigo por nuestra insistencia en ser nosotros mismos”. Pese a lo
que nos digan: alienación, transculturación, yugo de años; español,
estadounidense, ideologías hacia la izquierda, derecha; pese a la paja, que es
lo que las palabras vienen siendo cuando carecen de acciones que las sustenten,
pese a eso, nadie quiere abandonar el concepto de sí, por lo que todos tenemos
estos gestos y claro: sufrimos…
jueves, 16 de febrero de 2017
Would there be really those Akashic records…
A man
starts scratching around his knuckles; there are so many mosquitoes flying by.
Some thoughts are finding a way to stay inside his head; they don´t want to
become words so the man keeps them silent until they turn into oblivion. But oblivion
is not a place, nor a circumstance, it is more like a period, a hold on period
in which some other urges take charge of the man’s thinking. That’s when the
problem might take place: A thought stays in oblivion usually when it’s
companioned by a feeling. That’s why when the man, let’s say, gets over; he
actually thinks he’s forgotten whatever he never said… but he felt, felt it the
same way when he believed he forgot, and remembers again, and now frustrated. Not
because what he should have said but because he’s realized that every time such
a feeling takes over, those thoughts will wonder in is head again… How might
you be preventive from feeling? We think we get consciously in an upper way by consuming
new experiences so we let go past thoughts… We’re not. Feelings don’t attach
thoughts the way thoughts do it with the feelings. In other words: You may feel
the same at different, even controversial, situations (Thoughts I mean) and
such memories (thoughts I mean) will never bring along a different sense from
the one kept in oblivion with… What do you remember? Perhaps more accurate: How
do you remember it? How can you stop
bringing these thoughts?
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