No sé si se trata de un impulso
por obedecer al instinto, o si los distintos trotan sin saber su impulso, pero
mucho del todo se dedica a la impresión que queremos sembrar en otros a
propósito de nosotros mismos… la vida nos brinda una amplia gama de yos para
entregarlos cual suvenir a cada persona que nos topamos, circunstancial y permanentemente,
con el tiempo, de inmediato… al parecer es como necesario, y necesario es
también actualizar esos yos de vez en cuando… ¿por qué? Si existe la
posibilidad de que nazcan por sí solos: élloses,
nosótrosos… si tan sólo fuera una
opción… pero así son las modalidades; se empieza como vanidad para ir llegando
al requerimiento, un último que se vuelve primordial y no por primerizo.
Secundamos al endógeno, al myself de
nuestro cuerpo, por ahí hay unos cuantos que unas cuantas veces pretenden para
unos pocos impresionados… ¿funciona? El ideal del rumbero, del intelectual, del
que escucha jazz o al que le dicen rockero;
un perfil al que nos debemos ajustar: como portar lentes de adaptación sin
tener deficiencia en la vista, o la bufanda con pantalones cortos – debe ser
que el frío da sólo en el cuello, quizás – un amigo se autoproclama desastroso,
con orgullo, porque lo comedido es de tontos; tanto así. Pero de eso ya hemos hablado.
Respetar sin repetir es la consigna. Quedémonos con los yos del amor, que esos
no hace falta actualizarlos, el recuerdo tiene su encanto…
No sé si se trata de un impulso
por obedecer al instinto, o si el trato con el instinto sea obedecer por
impulso, el todo sin sus muchos sugiere una impresión, pues la apatía debe
molestar cuando la elección pierde entre sus mayorías. Por permanencia o por
circunstancias, no es necesario sucumbir, sólo cuando se quiere, y estando
consciente de ello, todos nosotros… ¿Que no es una opción? Pero si éstas no son
necesidades, el deber es que la moda sea menos requerida, pero es que Ay, hay
tanto qué elegir – mucho más de los yos que tengo – lo político es también
social y por ahí mejor me agrupo, en los ideales. Un amiga se autoproclama de
una tendencia, y así empezó a repetir consignas y titulares de papelera, con
orgullo, porque hay tanto en lo comedido, tonto; sí. Pero de eso ya hemos
hablado. ¿Repetir y respetar es la consigna? Quedémonos con los yos del odio,
que la molestia, con el tiempo, se vuelve indiferencia…
No sé si se trata de un impulso
por obedecer al instinto, pero los de ellos se parecen mis yos, sin agruparnos
pues porque todo lo real es ahora virtualizado,
sin relativos, absolutamente. Así que yago aquí: hablándole al viento para que
me devuelva unos cuantos suspiros, para dejar de ser a quien ya había aceptado
y que sigue a mi lado; el myself que
nadie ha conocido y que sigue en mi cuerpo, el que podía elegir pero ha perdido
por prescripción, la mayoría se expresó; y ahora salgo del baño a seguir
rumbeando a pesar que me digan rockero
por escuchar jazz y tonto por comedir en la política. El recuerdo tiene su
encanto…