Mientras orquestaba la sinfonía de pasos que me guían hacia la guarida, dos verbos, si se les puede llamar así, bailaban al suave compás de una canción de amor en mi subversiva conciencia: Monitorear y Regular, los cuales han venido siendo objeto de innumerables planteamientos en nuestra sociedad políticamente bipolar.
Sin ánimos de fijar posición alguna respecto al dilema, ya que estamos en pleno y absoluto conocimiento de que la Superautopista de Información (ocio y horror) ha venido fungiendo de albergue para nuestros más preciados demonios internos (hecho del que sentimos cierta adicción); no tienen cabida tales acciones dentro de nuestro habitual uso de la herramienta.
Pero pensemos por un momento que llegue a ser así; que tengamos que navegar bajo la sombra de estas palabras de acción. Visualicemos un instante que el sentido del tacto, el cual se anima a la razón de nuestros dedos formando palabras del pensamiento, se vean propensos a detenerse por no incurrir en falta alguna. De ser así, nos veremos obligados a engrandecer y afilar nuestra prosa y poesía, avocándonos a una sublime retórica para transmitir información y desahogo. Protestar y criticar sería un arte, y al ente supervisor no le quedaría otra que leernos y analizarnos una y otra vez, hasta dar con lo violento de nuestro sentir humano…
Sin embargo,Sin ánimos de fijar posición alguna respecto al dilema, ya que estamos en pleno y absoluto conocimiento de que la Superautopista de Información (ocio y horror) ha venido fungiendo de albergue para nuestros más preciados demonios internos (hecho del que sentimos cierta adicción); no tienen cabida tales acciones dentro de nuestro habitual uso de la herramienta.
Pero pensemos por un momento que llegue a ser así; que tengamos que navegar bajo la sombra de estas palabras de acción. Visualicemos un instante que el sentido del tacto, el cual se anima a la razón de nuestros dedos formando palabras del pensamiento, se vean propensos a detenerse por no incurrir en falta alguna. De ser así, nos veremos obligados a engrandecer y afilar nuestra prosa y poesía, avocándonos a una sublime retórica para transmitir información y desahogo. Protestar y criticar sería un arte, y al ente supervisor no le quedaría otra que leernos y analizarnos una y otra vez, hasta dar con lo violento de nuestro sentir humano…
confieso:
Ojalá la medida no nos llegue a afectar tanto.
Saludos en letras
Creo que llegamos al punto en que tendremos que engrandecer y afilar nuestra prosa.
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