jueves, 15 de agosto de 2013

Amor amenaza y amenazo amar…


"Los valores amados por un individuo le parecen a éste que están amenazados…" Ahí es cuando empieza a gustarte ese opuesto complementario que sale a flote cuando viven nombrando al otro...

"La imaginación sociológica permite tener en cuenta cómo los individuos, en el tumulto de su experiencia cotidiana, son con frecuencia falsamente conscientes de sus posiciones sociales." Por lo que siempre hay algo de moda que enmudece una sensación de pertenencia, eso explica cómo algo que no existía ahora determina tu felicidad, es como un amante ideal, tu pareja, una persona que ha entrado a tu vida y la conviertes en una necesidad...

"Supongamos, en fin, que (el individuo) no sienta estimación por ningún valor, pero que, no obstante, perciba agudamente una amenaza. Ésta es la experiencia del malestar de la ansiedad, la cual, si es suficientemente total, se convierte en una indisposición mortal no específica." Esto otorga un valor catártico a la crítica y a su descendencia, que son esas ganas de despotricar...

"Los fines de los hombres muchas veces son meras esperanzas, pero los medios son realidades controladas por algunos hombres." A ello, un tema de conjugación: el "yo quiero" abraza en silencio al "lo que ellos quieran."

Nos permutamos: cuando ellos dicen, yo hago, cuando yo digo, ellos hicieron...

 

Citas de CHARLES W. MILLS, “Las fuentes del poder en la sociedad”

martes, 13 de agosto de 2013

Querer es poder para las ranking societies…


Se infiere, por razones del lenguaje más no de la costumbre, que una persona sin alma es un desalmado. El prefijo sugiere una extracción, y siendo así, la carencia es un estado resultado con lo que nace una duda: ¿quién nos la extrae? Pero se trata él, y sin embargo la pregunta pierde sentido con el género; el alma también carece, y así nos ausentamos recíprocamente a partir de un delirio impuesto, sentido, sugerido e invisiblemente aceptado. Buscamos la redención en las competencias, y ahí es donde entran las tablas y las carteleras, para figurar y saberse encima de quién estamos. Nos formamos y configuramos en el buen gusto partiendo del mal gasto; porque podemos querer, pero las ansías no abren las posibilidades, el engaño nace con la ilusión de procuradores…
 
Se da inicio a las perspectivas, para lo que vale y merece resaltar:

 
 
 

lunes, 5 de agosto de 2013

vestigios de una costumbre


El hecho de que una medida sea tomada no implica su internalización. Como acto de justicia, siempre para la sociedad, se eliminan los carteles en los que leíamos reservado el derecho de admisión. Esto da a entender un reconocimiento a la discriminación y por lo tanto una mejora: todos caben, pero hay un tema de espacio, sea aforo o capacidad, y ahí se nos presentan los vestigios de una costumbre: qué tan reservado es el derecho de admitir, qué tan admitido ha dejado de ser el derecho de reservar; cuál es el derecho que se reserva una admisión. Quién tenga cabida, que deje entrar, y quien tenga portales, pues que los abra; así entra la discreción nada discreta a la hora de elegir…
 
Dejar para sí puede evocar un atesoramiento haciendo del permiso un privilegio: esto lo he hecho sólo contigo, nunca antes me había pasado…  Insistir, hasta el punto de constreñir, trae consigo una atribución otorgada: Si pero, no pero; quizás pero… Y llegamos, a punta de silogismos, retruécanos o pleonasmos, a querer para sí, o a no querer porque preferimos: tú no lo decías así, así que no es lo mismo… Por ahí presumimos que el nacimiento de una excusa no es más que reservarse el derecho de admisión, pero en los que atesoran; los presumidos, la excusa podría fungir de propaganda, como para que el resto suponga un valor más alto hacia lo atesorado…

martes, 30 de julio de 2013

Time goes by

 

Pedro Pérez siente un vacío: por la presencia de las dudas o por la ausencia de la respuesta deseada; una explicación que no lo llena, un desconsuelo quizás. ¿Qué sugerimos cuando complacemos? Pareciera no ser tan desinteresado después de todo. Bañado en el sudor propio de la fiebre, doble P decide ir a complacer a su pequeño Juan José comprándole, así, en medio de la lluvia, su regalo. Al llegar a casa, empapado y débil, Pedro hace la entrega – todo por ver esa sonrisa – y la sonrisa no se produjo, el no tan pequeño disfrutaba, más por obsesión que por deleite, del juego de video que acaparaba su atención. Es el silencio quien recibe al hombre del regalo, el cual, luego del saludo sin respuesta, se cambia y se procura una pastilla; se encierra en el cuarto, dudoso, no es la primera vez ni la primera persona con quien ocurre, entonces: ¿es dar la mejor forma de recibir? ¿Es cierto que el mundo cambia con tu ejemplo y no con tu opinión? Al parecer no con la Pedro. La reflexión es un desahogo y dentro de la mente del hombre es como un parque temático en temporada alta: los niños y jóvenes pensares se suben y se bajan de las atracciones, están los que se caen, los que son vigilados por los pensares más viejos, los que hacen la cola para volver a subir, los que descansan, ríen, lloran, gritan, juegan, hablan; se juntan y se separan. Todo ocurre en un tiempo relativo que se cuenta en miradas fijas pero errantes que cambian de dirección, con parpadeos  cada cierto minuto. Pedro vuelve en sí en algo parecido a un despertar, ahí nace el vacío; podría decirse que cerró el parque por hoy, por el momento en que duró el paseo, o la reflexión. Quiso hablar pero calló, quiso reclamar pero se contuvo, quiso llorar de impotencia pero lo pensó bastante más no suficiente – nunca se piensa lo suficiente – especialmente lleno del vacío que te dice (a él) que no puedes hacer lo que no has dicho y que el haberlo pensado es tarde, porque las ganas de actuar sucumben a las de decir y si no lo dijiste fue porque no lo hiciste y por eso te frenaste, un ciclo para callar y caer en cuenta del cansancio que produce bajar la mente al corazón y subir el sentir al cerebro, para nazcan las palabras, o las acciones…
 
Otra noche de silencio: el tiempo pasa…

lunes, 29 de julio de 2013

el castillo de nuestra conciencia…


A mi entender, la locura como la describe Foucault, fue tal vez el inicio de la exclusión como medida de saneamiento:
"Desaparecida la lepra, olvidado el leproso, o casi, estas estructuras permanecerán. A menudo en los mismos lugares, los juegos de exclusión se repetirán, en forma extrañamente parecida, dos o tres siglos más tarde. Los pobres, los vagabundos, los muchachos de correccional, y las "cabezas alienadas", tomarán nuevamente el papel abandonado por el ladrón, y veremos qué salvación se espera de esta exclusión, tanto para aquellos que la sufren como para quienes los excluyen. Con un sentido completamente nuevo, y en una cultura muy distinta, las formas subsistirán, esencialmente esta forma considerable de separación rigurosa, que es exclusión social, pero reintegración espiritual"
Podríamos presumir que el exilio se constituyó en una institución liberadora para la gente sana, y a lo sano le agregamos obedientes:
“En ocasiones, algunos locos eran azotados públicamente, y como una especie de juego, los ciudadanos los perseguían simulando una carrera, y los expulsaban de la ciudad golpeándolos con varas. Señales, todas éstas, de que la partida de los locos era uno de tantos exilios rituales. Así se comprende mejor el curioso sentido que tiene la navegación de los locos y que le da sin duda su prestigio. Por una parte, prácticamente posee una eficacia indiscutible; confiar el loco a los marineros es evitar, seguramente, que el insensato merodee indefinidamente bajo los muros de la ciudad, asegurarse de que irá lejos y volverlo prisionero de su misma partida. Pero a todo esto, el agua agrega la masa oscura de sus propios valores; ella lo lleva”
Y más adelante el mar parece pues purificar:
“pero hace algo más, lo purifica; además, la navegación libra al hombre a la incertidumbre de su suerte; cada uno queda entregado a su propio destino, pues cada viaje es, potencialmente, el último. Hacia el otro mundo es adonde parte el loco en su loca barquilla; es del otro mundo de donde viene cuando desembarca.”
Me conseguí ésta frase dentro del texto:
“admitamos que la fortaleza de antaño se ha convertido en el castillo de nuestra conciencia…”
Y ahora nos preguntamos dónde fueron a parar esos locos, que no solamente fueron los alienados, sino todo aquel que no convenía en un lugar dentro de la sociedad de entonces. Quizás hubo un mundo nuevo para ellos, para establecerse en pensamientos, palabras, obras y omisiones…
“Para la locura, las cosas son distintas; si sus peligros no comprometen el avance ni lo esencial de la verdad, no es porque tal cosa, ni aun el pensamiento de un loco, no pueda ser falsa, sino porque yo, que pienso, no puedo estar loco. Cuando yo creo tener un cuerpo, ¿estoy seguro de sostener una verdad más firme que quien imagina tener un cuerpo de vidrio? Seguramente, pues "son locos, y yo no sería menos extravagante si me guiara por su ejemplo". No es la permanencia de una verdad la que asegura al pensamiento contra la locura, como le permitiría librarse de un error o salir de un sueño; es una imposibilidad de estar loco, esencial no al objeto del pensamiento, sino al sujeto pensante. Puede suponerse que se está soñando, e identificarse con el sujeto soñante para encontrar "alguna razón de dudar": la verdad aparece aún, como condición de posibilidad del sueño.”
¿Qué pasa si ellos fundan una nueva ciudad, o se establecen en una nueva comunidad?
 

viernes, 26 de julio de 2013

Schadenfreude…


Es probable que la serenidad perturbe cuando las alegrías entristecen y más cuando las penas se celebran. Célebre, célibe; pero por falta de compromiso con la solidaridad.
Difícil negarse los fresquitos para el sentir que produce el saber del infortunio ajeno. Es tan sabio aconsejar portando la media sonrisa de la indolencia y si sabe insolente pues mejor para el saber: no debiste, y por qué no…
Se presume que escuchar lleva implícita la compresión y quizás ahí estriba la diferencia con oír. Queremos ser oídos y entendidos, pero no nos escuchan, los entretenemos con nuestra voz y sus cómicos matices. Luego nos hacemos leyenda: mira es él, ella fue…
Los estudiosos lo llaman la otra cara de la envidia, pero de lo que no nos hablan es del arrebato de sabiduría que invade a este envidioso para venir a decir y luego a contar y así; exponencialmente, terminamos siendo enjuiciados…
Nos confundimos, empezamos a dudar qué pasó: será verdad lo que dice, lo dice porque me aprecia…
¡A qué precio!

martes, 23 de julio de 2013

Pedir demasiado


Hay: “dos tipos de hombres mórbidos, los que vivían hacia atrás a fin de esquivar el presente con el que no podían, no sabían ni tenían la fuerza de lidiar, y aquellos que para no dejarse arrastrar por la dinámica incoercible del pasado, al que a su vez no podían, no sabían afrontar, se volcaban al futuro, pero no al futuro señalado por las vísperas y las brasas vivas del día siguiente al día después, que estando, lo que se dice, a la vuelta de la esquina, requería ser atajado con mayor presteza y denuedo, sino a ese largo corredor de utopías y ensueños por el que se colaba de todo: mitos, desvaríos, supersticiones, despropósitos, engaños, lo improbable y lo increíble de un poso de quimeras en el que ni uno solo de sus componentes hacía pie en el sufrido cuerpo del presente (…) El futuro no era más que un comienzo sin fin: pasado, presente y las liebres de la vida que por cualquier lado podían saltar (…) El pasado era largo y más que largo pesado, mientras el presente, del cual dependía todo futuro y sobre el que gravitaba todo pasado, era un entretanto de apelmazados instantes pronto difuntos: fechas, lugares, nombres dando vueltas en redondo (…) A cuántos, creyendo siempre que, por más que se tomara su tiempo, el futuro era progreso hacia una meta, no les sucedía despertar justo cuando pensaban que se había completado la órbita en que tendría que haberse realizado lo que se prometían (…) Lo que sucedía no se asemejaba nunca a lo que se tenía previsto. El futuro no tenía más punto de apoyo que el pasado (…) Como la vida misma, el futuro no se cuidaba de ofrecer garantías…”
 
Victoria de Stefano
Fragmento de Pedir demasiado…

miércoles, 17 de julio de 2013

Tenemos suerte, orgullo y delirio...


En mi búsqueda errante y en mi empeño en delirar (más que en deliberar) se me agruparon unas cuantas palabras que por alguna razón han fluido en una idea con música; mientras escuchaba ese coro: we’re up all night to get lucky… pensaba en el orgullo, en sus distintas manifestaciones. Algo encontré por ahí interesante, algo para compartir y quizás por eso algunos desvelos: para tener suerte y para, absorbido en alguna modalidad de orgullo, develar una simple inseguridad…
Traigo a colación:
Conductas que definen un orgullo nocivo para la vida
Luego de tantos Sis, un No igualmente condicionado: cuando no eres ni estás seguro frente a un momento, sea con algo o con alguien. Un orgulloso a veces lo que quiere es no ser descubierto, no siempre se sabe qué hacer al no poder esconderse, la pretensión a rasgos genéricos es un motivo para darle gestos al rostro y ademanes al cuerpo. Ocultar algo nos sirve para exhibir un buen repertorio de ojitos…
Encontré un blog con otra postura: Admiro a la gente que sabe tragarse el orgullo teniendo una serenidad y templanza dignas de admiración… Aquí pues es el orgullo el escondido, entonces como que sí, como siempre vale la pena esconder algo…
Ocultamos mostrando y lo demostramos: en la voz que no dice y en las miradas que no ven; en la sonrisa que no se explica, en la rabia que no solemos contener…

martes, 16 de julio de 2013

Ése se…


Cinco días
sin todas sus horas,
pero con vastos pocos
momentos a solas.
Como reto
o como rito
callábamos a ratos.
Meras moras
y muros en palabras

para mirarnos de lejos,
sin lujos,
pues la distancia no estuvo
sino que estábamos ahí,
o allí;
aquí el haber no debe;
ha debido;
pero nos pagamos,
sin pegarnos,
las bocas en silencio
se fueron calmando,
empezaba a hacer frío
y
necesitábamos abrazarnos.

Luego te soñé y me vi despierto
esperando tu primera mirada,
me viste,
y sonreíste;
ya el discurso fue más de los labios,
de las lenguas,
y de muchas ganas de decir te amo,
con el cuerpo,
con el tacto,
el alivio vino y nos fuimos,
así fue:
regresamos.
Ya para entonces
los cariños fueron invitados;
podíamos decirnos al sentir
así como
sentirnos al decir,
pero no hizo falta seguir hablando,
estabas en mis brazos,
en mi pecho,
dispuestos a seguir callando,
complacidos
y con mucho por hacer…

lunes, 15 de julio de 2013

Vale y merece



La expresión se aloja en la conciencia más por su costumbre que por las palabras que alberga. ¿Cuánto vale una pena nuestra y qué tanto más es el valor de la del vecino? Lo que nos preocupa, o nos entristece, sin duda puede ser un buen chiste en otra mente. A todos nos gusta quejarnos. Reclamar clamor reciclado. Reusable para volver a abusar y sin rehusarse (la “h” no es tan muda después de todo) Ay puede ser dolor y su existencia otra ache, casualmente los dolores en inglés terminan así: con ache, pero no vienen al caso; no son ni los mismos mudos ni los mismos modos; moda sí, tal vez bro (o brother) Sentimos que no vale la pena y en España se estila decir que la misma no es merecida. El idioma se pasea entre el mérito y el valor del infortunio… ahí quería llegar: ¿es el esfuerzo un problema? Al final ése es el mensaje de las letras, más no de la costumbre. Puede ser que cuando algo vale o merece la pena es porque nuestro esfuerzo está justificado… pero podemos seguirnos cuestionando, la pena no ha sido tarifada lo suficientemente bien como para que entendamos el alcance del esfuerzo. Quizás por eso nos quejamos, reusamos (sin “h”) y reclamamos. Todo en una buena crítica y si es despectiva mejor…

jueves, 11 de julio de 2013

El placer está en la virtud…


Cita Elías Pino Iturrieta:
¿Qué es, dónde está el placer,
cómo acaba y dónde empieza?
Un avaro: en la riqueza;
un joven: en la mujer;
un soldado: está en la guerra.
(…)
El placer está en la virtud…
Más adelante, pero no exactamente; él cita y yo acomodo:
El frenesí de no haber sido privilegiados (…) el cambiar los bienes ajenos por los males propios…
La crítica es apodo del anhelo y proporciona placer sin duda, más cuando se sabe que molesta, y molesta porque llega, y llega porque es una media verdad, la cual; alberga su mentira y se termina creyendo. 

Entonces quizás sea esa cuota de mentira, dentro de una verdad, la que molesta vestida de crítica y la que llega a la percepción del receptor: toda una ensalada para contestar, para maquillar el rostro de cólera y para crear pensamientos que nacen entre silencios. Contestar (replicar) viene condicionado por la ausencia de razonamiento. Creemos lo que necesitamos para que sigan cómodos nuestros complejos. 

Un complejo en regocijo es también una forma de placer…

lunes, 8 de julio de 2013

Sea la música entonces el camino…

Toda energía tiene que usarse prudentemente. Nada que descartar.
Esta es una de las cosas básicas que les enseño, que no hay que descartar nada – en lo absoluto.
 
Somos nosotros quienes cambiaremos las energías, quienes cambiaremos su disposición.
Haremos nuevos arreglos, nuevas armonías. Se crearán nuevas sinfonías, pero nada será descartado.
 
Ahora mismo ustedes son un rompecabezas: fragmentos sin coherencia, sin unidad interior alguna. Y cada fragmento está luchando con otro. Pues son una multitud – ustedes – una multitud con muchas notas pero sin melodía.
Estas notas pueden organizarse en una melodía – y a menos que lo hagan, seguirán estando en la miseria…

 


 Eso dice Osho en su Tantra, y en alguna entrada anterior de este blog se habló – o se mencionó más bien – a la miseria musical (Mi sería)
 
Acorde es un aporte de la música a las letras, por eso entenderse tiene mucho que ver con notas, escalas y melodías.
 
Alguien dijo que de ir presos por descargar música ilegalmente, deberían encerrarnos por géneros musicales; quién sabe, pero hay algo interesante en el escuchar una canción cuando otros oyen bulla. 

Donde percibimos ruido percibimos muy poca música: sea la música entonces el camino…

martes, 2 de julio de 2013

No llegan los mensajes…


Hoy la noche está para no dormirla ni contemplarla, sino más bien para acompañarla con un café y algunas letras. Hoy la noche me arropa algunas tristezas. Las palabras a veces suelen desnudarse para que sean vistas con la verdad que albergan, las letras se ordenan para que las podamos suspirar. La palabra sin harapos fácilmente se ensucia, hay gestos que no gustan como también hay un par de pres para el jucio y la disposición. No llegan los mensajes, mucho menos con la química y la orgánica, y si piensan mal sabrán a qué me refiero. Al Logo le falta el Día, y es posible que sea ésa la razón de la noche, para plasmarse en lamentos que se leerán a sí mismos, para el resto quizás será una burla, hay nuevos sobrenombres por nacer. Un par de des que no proponen: ni a las generaciones ni al grado. No llegan los mensajes…

jueves, 27 de junio de 2013

La caja de empatía…


Ciertamente los internautas sueñan con sentimientos  eléctricos. La vida en la red, aunque sugerida, nos la vivimos en ilusiones reales nacidas de expectativas virtuales. Virtuosos todos entonces para posar y retocarnos. Rachael Rosen o Pris Stratton se sabían androides, pero igual querían sentir y creían sentir; como el hombre bicentenario, o como el niño de Inteligencia Artificial.
Según noticias recientes, volveremos a los jeroglíficos, pues escribir lo que se siente ya no es lo que viene. Pronto los dibujos serán las letras y de alguna forma ya eso se ha ido colando por las ventanas sociales y las portadas de los perfiles; quizás en La Portada: la real y virtual caja de empatía. Philip Dick lo profesó por el sesenta y ocho y el dos mil trece ya lo hizo cotidiano. En el libro son los recuerdos los sembrados para hacer a los nuevos modelos mucho más humanos; hoy son los olvidos los que se depositan en nuestras mentes y así entendemos mejor: olvidando. El cuerpo pide, a través de impulsos eléctricos, el acto de presencia en los eventos sociales, pero siempre supeditado a los designios de la caja de empatía. Salud por la abstracción, una fotico para sellar el momento, para que quede el registro en la bitácora del vivir.
Siempre suelo encontrar en estas fábulas cibernéticas algo de romanticismo, por lo general se idealiza un poco a la media naranja (o media chupeta de ajo en ocasiones) en el androide. Desde el punto de vista masculino hay una buena representación de eso en el Anime (o Manga Japonés) Saber J to X, un tiempo en el que las mujeres humanas no existen (curiosamente los estudios apuntan a que es el hombre el que se habrá de extinguir) y esto evoca muchas situaciones, como el caso de Christian Grey para las mujeres (que tampoco existe) pero ambos nos idealizamos a partir de esto, y esto; es la fusión: recuerdolvido. Para ser más androides, más caricaturescos o maravillosamente narrados; probablemente más de muchas otras cosas: pero menos humanos. Para El Principito tan solo es una flor, pero única, como su hogar B612…

martes, 25 de junio de 2013

Singulares…


No somos rivales ni somos adversarios. Buscamos diferencias sabiendo que lo distinto siempre suele estar claro. Si yo miento y tú no, si como Los Beatles: “You say goodbye and I say hello.” Eso no nos pone en contienda, para discutir necesitamos semejanzas y es esa la magia del mundo, todo se nos presenta a medias. Por medio saber medio debatimos, buscando quién sabe menos para entre los menos sumar y seguiremos a medias. El saber es al sentir pero la permuta suele ser la respuesta. He ahí un dilema: siento porque no sé y no sé porque siento; cuando la razón encuentra excusa el planteamiento es renovado: siento pero no sé y no sé pero siento. Los peros y los porqués no ahondan y sí ahogan. Nadar es la diferencia, y para ésta metáfora, tanto como para el océano, en lo distinto está el acuerdo, así que empecemos a nadar. Ni adversarios ni rivales: sólo somos…

sábado, 22 de junio de 2013

Kuboa


¡Qué no inventarán nuestros sentimientos cuando nos aprieta el hambre!
Hambre, hombre: hembra…

Hamsum atribuye su Kuboa a la falta de comida y ya la ciencia se ha encargado de explicar varios porquéres. Contrario a ello el exceso de satisfacción en la ingesta termina por producir sueño. En un punto intermedio se podría ubicar al conformismo, dejándole las ganas de dormir al cansancio y uno que otro fármaco al vacío, algo in commercium quizás que le haga un truco al entendimiento. La opinión como vicio no escapa de ello, especialmente la salada en crítica. Hora del almuerzo y muchas tripas han dejado de cantar. Hora del burro: del descanso, hora de echar chistes y de hacerle unas cuantas burlas a la pena. Volvemos a opinar. Una reunión toma lugar para que todos repitan sus quejas – memorizadas – justo antes de celebrar. Luego nacen algunas dudas pero bastardas de argumentos. Sufrir se ha vendido bien y la gente indignada ya puede anunciarse con antelación. Temporada de ofertas y qué problema con el control cambiario. Un piso de vidrio nos regala un reflejo con transparencia, así podemos sentir el abismo sin caernos, algo parecido ocurre con las paredes de cristal. La inconformidad ha arrasado, ya que la hemos adquirido sin esfuerzos y sin el hambre necesaria. Llamamos mediocre a quien se rehúsa, pues no concebimos la farra sin poner unas cuantas quejas. Kuboa carece de significado y sentido, es una palabra que inventa el personaje de Hambre producto de sus recurrentes alucinaciones: había llegado a la completa locura del hombre, estaba vacío y no sufría (…) me puse a profundizar en el significado de mi nueva palabra. Nadie le obligaba a significar esto o aquello…

Curiosamente. Kuboa es un proyecto también que se basa en un contenedor de ideas que irá recolectando propuestas en su comunidad. Bien por ellos…

miércoles, 19 de junio de 2013

James Gatz


Quería de Daisy nada más y nada menos que fuera a donde Tom y le dijera: “jamás te he amado.”
Borrando cuatro años con aquella frase, podrían ellos después, decidir sobre las medidas prácticas que se deberían tomar. Una de ellas era que, al recuperar Daisy su libertad, regresarían a Lousville y se casaran saliendo de su casa, como si esto sucediera hace cinco años.
- Pero ella no entiende – dijo él – Antes ella era capaz de entender. Nos sentábamos horas y horas…
Se derrumbó y comenzó a caminar por el desolado sendero lleno de cáscaras de frutas y favores descartados y de flores aplastadas.
- Yo no le pediría tanto – aventuré yo – uno no puede repetir el pasado.
- ¿No se puede repetir el pasado? – exclamó él, no muy convencido de ello. ¡Pero claro que se puede!
(…)
Habló largo sobre el pasado y colegí que deseaba recuperar algo, alguna imagen de sí mismo quizás, que se había ido en amar a Daisy. Había llevado una vida desordenada y confusa desde aquella época, pero si alguna vez pudiera regresar a un punto de partida y volver a vivirla con lentitud, podría encontrar qué era la cosa…
(…)
En medio de todo lo que dijo, aun en medio de su apabullante sentimentalismo, yo recordaba algo, un ritmo esquivo, el fragmento de palabras perdidas que había escuchado hacía largo tiempo. Durante un instante una frase trató de formarse en mi boca y mis labios se separaron como los de un mudo, como si hubiera más batallas en ellos que el mero jirón de aire asombrado. Pero no emitieron sonido alguno, y aquello que estuve a punto de recordar quedó incomunicado por siempre jamás…


Cuando sientas la inclinación de criticar a alguien ten en cuenta que no todo el mundo ha gozado de tus ventajas…

Fragmento de El Gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald

lunes, 17 de junio de 2013

El inteligente pobre: Todo fue, una vez más, literatura y facundia…


- Hay ciertos momentos en que tengo presentimientos. Quizá haya algo de locura en esto…  Levantó los ojos vivamente, pero no contestó. Notaba que mi presencia era una tortura para ella y quise ponerle término. Fui hacia la puerta. ¿No quería abrazarme ahora? ¿Ni darme la mano? Me paré, esperando.
 
- ¿Se marcha usted? – dijo, permaneciendo inmóvil junto a la chimenea.
No contesté. La miré sin hablar, humillado, desconcertado. ¡Todo lo había echado a perder! No parecía importarle que yo estuviese dispuesto a marcharme; y, de pronto, la veía por completo perdida para mí. Busqué algo que decirle en despedida, una frase acertada, honda, que la penetrase y pudiera influir en ella un poco. Y contrariamente a mi decisión de ser frío y altivo, empecé sencillamente, agitado, vejado, herido en lo vivo, a hablar de futilidades. No encontraba la frase que quería y hablaba totalmente aturdido. Todo fue, una vez más, literatura y facundia.
 
- ¿Por qué no me decía clara y simplemente que debía marcharme? – pregunté –. Sí, ¿por qué no? No tenía por qué enfadarse. En vez de recordarme que la criada iba a volver en seguida, podía haberme dicho simplemente: Ahora es necesario que se vaya usted, porque tengo que ir a buscar a mi madre y no quiero que me acompañe por la calle. ¿No era esto lo que pensaba? Bastaba muy poco para ponerme en la calle; el solo acto de tomar su abrigo para dejarlo en seguida me habría convencido. Como le he dicho, tengo presentimientos. Y tal vez, en el fondo, no era la locura…
 
(…)
 
Proseguí (…) En el fondo, podía tenerse un alma delicada sin estar loco (…) El inteligente pobre es un observador mucho más fino (…) El pobre mira a su alrededor a cada paso que da, espía suspicazmente cada palabra que oye a las gentes que encuentra; a cada paso que da él mismo impone a sus pensamientos y a sus sentimientos un deber, una norma. Tiene el oído fino, es impresionable (…) su alma tiene quemaduras…
 
- ¡Ahora me voy!

 
Fragmento de Hambre, de Knut Hamsun

martes, 11 de junio de 2013

Picaresco


Bien el entorno ha engrandecido a ciertos géneros literarios. Leía por aquí y por allá en mi empírica búsqueda del saber cotidiano, y lo exclamo: ¡qué más da! El día a día ha hecho pasados presentes de afuera hacia adentro para que así lo representemos al revés.  Llega a mi lectura alguna información de  La Picaresca y se me hace interesante entonces resaltar, quizás porque ya he saltado, o porque a lo mejor es que estoy volviendo a saltar. La sociedad hace del pícaro un héroe moderno, fruto por su puesto de la posmodernidad. Esto sugiere pues que el ideal de la sonrisa devenga en hacerle frente al caos urbano, pero no combatiéndolo, más bien formando parte de él. Para casi todo hay un trámite y quien no espera lo paga, sin embargo el creerse vivo (pícaro) lo lleva a pedir rebaja. Hay – como diría Sábato – tarifas para pagar la cuota de dignidad dando limosna. Sonreímos. En La Guerra de Las Galaxias los Jedi simbolizan a los Caballeros del Romance, pero con un toque Samurai y aparte diplomático, eran vírgenes pues no conocían el amor, salvo y ahora sí; por supuesto, el caso de quien se convertiría en Darth Vader. En mi galáctica rutina los mundos coexisten en el mismo planeta, es más, en la misma ciudad, y bueno, los Caballeros de la Orden de por aquí preservan al entorno así tal cual como está, como seguirá estando, hasta que llegue un Neo para ésta Matrix. Por ahora los garantes celebran sus victorias enseñando sus marcas de guerra y relatando sus épicas batallas; más de una vez me ha llegado alguna fotografía de una botella del algún licor, o de un rayón por conducir ebrio al corcel de cuatro ruedas, o de dos, para ponerlo a dos patas. Cambiando los canales del televisor vi un comercial donde la princesa, una especie de caperucita, prefería más bien al lobo feroz. El lobo en el comercial debe ser un pícaro sin duda. Así pues, la literatura – Star Wars también la hay en libros (que nunca leí, claro) – ha venido contando lo que hoy pasaría, y así pues (otra vez) está pasando pero sin terminar de pasar, como el Reggaeton, todo un cántico para enarbolar las nuevas batallas por venir.  Alguien muy especial me dijo que era un resentido (conversábamos algo por el estilo) y sí, tal vez lo sentí nuevamente cuando me lo dijo. Pero la pretensión de esto no yace en mi yo con ellos, si no en lo curioso por lo profético. Sonreí pero ella aún seguía seria (sería). Creo que me hace falta alistarme para alguna de estas guerras venideras. Creo que en la resignación está la respuesta…

lunes, 10 de junio de 2013

La mejor manera de explicarlo es hacerlo...

--¿Quién eres tú? --dijo la Oruga.
No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación. Alicia contestó un poco intimidada:
--Apenas sé, señora, lo que soy en este momento... Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.
--¿Qué quieres decir con eso? --preguntó la Oruga con severidad--. ¡A ver si te aclaras contigo misma!
--Temo que no puedo aclarar nada connnigo misma, señora --dijo Alicia--, porque yo no soy yo misma, ya lo ve.
--No veo nada --protestó la Oruga.
--Temo que no podré explicarlo con más claridad --insistió Alicia con voz amable--, porque para empezar ni siquíera lo entiendo yo misma, y eso de cambiar tantas veces de estatura en un solo día resulta bastante desconcertante.
 
--No resulta nada --replicó la Oruga.
--Bueno, quizás usled no haya sentido hasta ahora nada parecido --dijo Alicia--, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree?
--Ni pizca --declaró la Oruga.
--Bueno, quizá los sentimientos de usted sean distintos a los míos, porque le aseguro que a mi me parecería muy raro.
--¡A ti! --dijo la Oruga con desprecio--. ¿Quién eres tú?
Con lo cual volvían al principio de la conversación. 
(...)
--Así que tú crees haber cambiado, ¿no?
(...)
¿Qué tamaño te gustaría tener? --le preguntó.
--No soy difícil en asunto de tamaños --se apresuró a contestar Alicia--. Sólo que no es agradable estar cambiando tan a menudo, sabe.
--No sé nada --dijo la Oruga. Alicia no contestó. Nunca en toda su vida le habían llevado tanto la contraria, y sintió que se le estaba acabando la paciencia.
--¿Estás contenta con tu tamaño actual? --preguntó la Oruga.
--Bueno, me gustaria ser un poco más alta, si a usted no le importa. ¡Siete centímetros es una estatura tan insignificante!
¡Es una estatura perfecta! --dijo la Oruga muy enfadada, irguiéndose cuan larga era (medía exactamente siete centímetros).

(...)

--Soy... soy una niñita --dijo Alicia, llena de dudas, pues tenía muy presentes todos los cambios que había sufrido a lo largo del día.
--¡A otro con este cuento! --respondió la Paloma, en tono del más profundo desprecio--. He visto montones de niñitas a lo largo de mi vida, ¡pero ninguna que tuviera un cuello como el tuyo! ¡No, no! Eres una serpiente, y de nada sirve negarlo. ¡Supongo que ahora me dirás que en tu vida te has zampado un huevo!
--Bueno, huevos si he comido --reconoció Alicia, que siempre decía la verdad--. Pero es que las niñas también comen huevos, igual que las serpientes, sabe.
--No lo creo --dijo la Paloma--, pero, si es verdad que comen huevos, entonces no son más que una variedad de serpientes, y eso es todo.



Fragmentos del capítulo V de Alicia en el país de las maravillas; Consejos de una oruga
Lewis Carroll 
(Su foto es un montaje, en ella podrán acceder a algunos datos biográficos de intererés)

miércoles, 5 de junio de 2013

¡Rock on with the news!


¿Es el hecho noticioso una suerte de manifestación artística? Cuando el arte se convirtió en negocio – para algunos, y son pocos – el anuncio y la antesala engordan las expectativas y dan lugar a una rimbombancia hasta cierto punto justificada. No es pretensión de este delirio cuestionar si el velo se hace veto en lo que respecta a la pura intención del artista, o de quien exhibe la obra de arte. El punto es que estamos acostumbrados al fragmento seductor que nos mueve a apreciar, con la mayoría de los sentidos posibles, el producto. Y tanto es así, que hay veces en que el tráiler resulta mejor que la película, en que la publicidad resulta mejor que la función – tengo una experiencia muy personal al respecto, y admito que fui víctima, pero no viene al caso – ahora bien, la pregunta. Últimamente han habido noticias cuyo anuncio es precedido por alguna frase promocional: “prepárense, mañana revelaremos el gran secreto.” Entonces pienso – y lo escribo también – ¿será posible que el fenómeno de la posmodernidad nos haya absorbido de tal manera que hasta las noticias necesitan antesala para que les prestemos atención ulterior? Es interesante engordarle las expectativas a una población conectada casi de forma única en su forma de pensar y discernir… Luego vendrán las críticas, horas y horas y páginas y páginas: el monotema, tal como cuando un grupo de amigos sale del cine, o de un concierto…

viernes, 24 de mayo de 2013

Malbondad


Hay cuatro amplias raíces del mal.  Una es que la agresión a menudo es útil: es un modo de reducir conflicto y conseguir lo que uno quiere. Otra es el egotismo amenazado: las personas tienen opiniones favorables de sí mismas y buscan mantenerlas. Cuando alguien desafía estas opiniones favorables, las personas se revuelven contra quien lo hace. Esto, por supuesto, es contrario a la sabiduría convencional de que la baja autoestima causa la agresión, pero creo que es mucho más compatible con la gran cantidad de evidencia empírica.

La tercera raíz del mal es el idealismo.  Tristemente, muchas personas recurren a medios violentos para conseguir lo que consideran objetivos positivos, deseables, como hacer del mundo un lugar mejor, defender sus ideales políticos o religiosos, o deshacerse de personas que consideran malvadas.  Esto es generalmente colectivo, pero ha traído algunos de los mayores baños de sangre de la historia del mundo. Después de todo, los nazis y los soviéticos y los comunistas chinos estaban motivados todos por ideales positivos y una visión del maravilloso mundo que iban a construir.  Las guerras de religión, asimismo, han sido a menudo brutales a pesar de sus muy idealistas motivos.

La última raíz es el sadismo.  Es mucho menos prevalente que las otras tres, creo, pero puede ser enormemente cruel.  Algunas personas aprenden a disfrutar infligiendo dolor y sufrimiento a otras y lo hacen por la satisfacción que les procura.

Esas son las causas profundas.  Es difícil cambiarlas.  Por otra parte la causa próxima de mucha violencia es un fallo de los frenos y del autocontrol.  La mayoría de las personas refrenan la mayoría de sus impulsos agresivos y violentos.
 
¿Por qué hay mal?, una vez vistas todas las causas que incrementan la violencia hubo de formularse una segunda pregunta a saber: ¿Por qué no hay más mal que el que hay?  Y la respuesta es que por la mayor parte, las personas refrenan e inhiben sus impulsos violentos.  Cuando fallan esos frenos, la violencia aumenta.  La violencia empieza cuando cesa el autocontrol.  Mejorar el autocontrol parece un modo mucho más viable de reducir la violencia que eliminar las causas profundas.



El hombre como medida del hombre (entrevista a Roy Baumeister)


miércoles, 22 de mayo de 2013

Oblivion…


Dice Luis Britto García que “no importa entonces que el recuerdo opere por la vía atroz de la herida. La única rebelión posible contra la marcha triunfal de la muerte, es ese otro amor que es la memoria. Quizá toda pasión, y toda obra, no son más que sus cicatrices.” Por otro lado Mario Benedetti entre personajes escribe “la muerte está dentro de la vida. Pero la podemos mandar de vacaciones ¿no? Trabaja tanto que bien se las merece.” En Scenes from a Memory de Dream Theater el Terapeuta le dice a Nicholas que recuerde que la muerte no es el fin, sino sólo una transición. Podemos decir entonces que es transitorio el camino que acumula cicatrices para que con ellas el recuerdo se cuente en vivencias y en pasiones pasadas, por las cuales el presente, aunque muerte, lo hayamos mandado de vacaciones y nos hallamos, - sí, de hallar, de encontrarnos; - en la permanente rutina que empareja los días para que no dejen de parecer los mismos y para que en la memoria se albergue sólo lo distinto. Oscar Wilde como Lord Henry le dice a Dorian “el pecado que hemos cometido una vez, y con amargura, lo repetiremos muchas veces, y con alegría.” ¿No será el olvido entonces la redención? Porque bien es sabido que lo malos momentos al ser pasado dan peso al presente que al contarse se sonríe, así como los tristes, que al pensarlos se aprende. El silencio a veces es muestra de experiencia más no por eso es muestra de comprensión. Entonces podemos pensar; si nos sonreímos puede ser por lo aprendido, pero más por lo no comprendido aún. Cosa que es una facultad por lo selectiva, distinta a la rabia, que se inclina a lo acumulativo y cuyo perdón también ha de sentarse (y sentirse) en el olvido. Dijo Borges: “Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.”

lunes, 20 de mayo de 2013

Con frecuentitud a falta de frecuencia


En Ojos Bien Cerrados, Tom Cruise llega a una mansión cuyo acceso se otorgaba a partir de una palabra clave que alguien, previamente, le había dicho. Quien la vio sabe que nunca hubo tal clave, que se le permitió la entrada para que fuera testigo, para que lo viviera. El personaje de Tom entra movido por un – vamos a llamarlo – cocktail de sensaciones, en un ambiente colmado de excesos entre enmascarados con una música de fondo un tanto gregoriana y un tanto protagonista. El espectador puede ver cómo Tom en su papel mezcla deseo con rabia, miedo con ansiedad al riesgo y angustia con resignación. Así la percibí como espectador, como también percibo mensajes distintos a los versados en un poema con el solo hecho de contemplar el orden en que se recitan las letras. Los talentosos de las artes suelen hacer ese tipo de cosas en uno. Hoy no fue arte pero fue cultura y no por cultural si no más bien por artístico: a un lado de la plaza se protestaba y así me di cuenta al ver llegar a la policía, al otro lado se había una tarima con músicos haciendo un bailable golpe tradicional de tambor. El ritmo se acompañaba con las consignas en un intento de mi parte de percibir en estéreo; por supuesto, la euforia se confundía dado el fervor en simultáneos eventos. Desde ayer se vino anunciando lo que hoy se anunciaría: de forma tal – y así lo supongo – de prepararnos para sorprendernos. Cada quien vio algo distinto habiendo escuchado lo mismo y quizás por eso lo de hoy es un tanto poético. Mi padre en lugar de frecuencia dice frecuentitud, de manera que lo espacial y seguido convergen en el día y en la palabra con frecuentitud a falta de frecuencia. Creemos lo que queremos, y sin cariño, sino más bien con rabia vertida en otra clase de deseo…


martes, 7 de mayo de 2013

Sentipensante, tonto, cangufante…


No es fácil ver en qué azul nos mira el cielo cuando el mismo está nublado y arropa al valle en cuyo centro hemos de entendernos, de hecho se torna difícil contemplar las montañas y los cerros. Gris es la vista a punto de llover y a punto de despertar, a punto de dormir quizás, pero le falta color a pesar de que en algún arcoíris se asomen prismas para la percepción. Efímera variedad en una permanente niebla, un firmamento de nubes llenas de argumentos;  se da inicio a los chaparrones: en la cara, en la mente, para no terminar de abrir los ojos. Una galería residente; un concepto de belleza unificado, una semilla de inconformidad para los templos; el éxito, más por astucia que por bondad: queremos estar con los astutos. El grito con razón y la fuerza con brutalidad: “no hay lugar para los débiles”. “El que calla otorga”, y entonces el silencio es débil: yo soy fuerte, quiero ser fuerte. Los personajes y la opinión, creo sentirme a gusto por repetir lo cónsono. El malo, la mala, los malotes: los mejores, proclamados líderes porque configuran la imagen, la astucia. Las reglas son para los tontos y yo no quiero ser un tonto. Se premian las disidencias con popularidad de corto alcance, siempre obedeciendo a las nubes y sus nieblas. Es que ella es tan… es que él es tan… qué locos son estos panas… “el trabajo lo hizo Dios como castigo…” Se alojan cuatro letras gotas alrededor de la mirada: “Geek”, directo desde las nubes y con la apropiada traducción celestial: “Tonto,” la tontería viene empaquetada en la lluvia (también) El nombre animal: gallo, pavo, perro, burro, cuaima. Combinaciones al estilo Moreau: “Paviperro”, “Toripollo”. Este pana es un paviperro y tú tremendo gallo. Le toca al tonto cacarear cuando habla, supongo, no hay gallinas en la granja, la figura de afrodita se reduce a los “culitos”, y los culitos no andan con los gallos. Ahora hablamos de política pero desde los charcos que ha formado el aguacero. Luego vienen los choques de copas, el sobrio también es tonto. Se peca por tonto y no por ebrio. Se forma el arcoíris pero la variedad no parece noticia. Ahí los buenos ven los matices, pero el cielo oscurece sin noches, como siempre. En los tiempos despejados los astutos duermen…

lunes, 6 de mayo de 2013

Libradores…


El pecado, dependiendo quien lo cometiera, era una forma de liberación. Se cuenta por ahí que algunos sacerdotes despojaban a una mujer impura de su maldad practicando con ellas acto sexual el cual, a según,  ellos estaban en capacidad de redimir. El fuego hacía arder a la herejía. El dolor físico depuraba a la contradicción. La humillación creaba conciencias. Y un poco más acá, las disculpas pueden nacer por la vía de la difamación. Anteriormente algunos podían ejercer el oficio de jueces, y eran estos entonces, dependiendo de la corte que los proclamara, los licenciados para juzgar. En algún momento de la historia el veredicto se tornó palabra sagrada y más allá de someterse a legislaturas se sometía a los criterios, lo que trajo como consecuencia la personalización del juicio y por ende su subjetivación. La cultura global nos ha venido diciendo que lo malo en un lugar no tiene porqué ser malo en otro, y que el criterio para juzgar puede variar según la cultura, así que es por la cultura con la que se da con el criterio y el criterio con el que se puede juzgar  y con lo que se juzga conseguir justicia y conseguir justicia para poder llegar a la liberación. En una letra de cambio el librado es quien debe pagarla,  sin embargo el librador es quien la emite. Una relación un tanto lejos pero un poco cercana a la del imputado en un proceso judicial, el cual debe pagar, pero sin ser librado; liberado, en tal caso. La condena es una forma de pago y por supuesto una  también de liberación. Entre librados nos conocemos y entre nuestros libradores nos reconocemos, así parecemos funcionar culturalmente, lo que se traduce a una sociedad muy nuestra. Los libradores imponen sus creencias y los librados nos las creemos, todo para que demos con la liberación. Lo que no nos dicen es cuál es la condena aún cumpliéndola y a veces ni conocemos nuestros libradores…




Nota: la imagen que encabeza este escrito es una fotografía tomada al cuadro que Gregor Grassi pintó para Soraya y para Orlan. Gracias a él por ese regalo. Gracias a ustedes por llegar hasta aquí...

miércoles, 1 de mayo de 2013

La Fábrica de Gente



¿Existen los Gólem? Kafka y Capek los identifican y los describen en sus obras. Los fabrican las academias, las universidades y las usinas del Occidente: caminan sobre dos pies, redactan expedientes e informes, eluden toda pregunta con vagas alusiones a la disciplina y la autoridad. Comienzan por obedecer: a la larga quieren ser obedecidos.

Para Kafka el Gólem  se llama funcionario. Impersonal, conformista y pasivo, pulula por todos los pasillos del laberinto, retardando nuestro tránsito. Su mera presencia degrada a los restantes seres a autómatas – como en ciertas pesadillas, como en la Alicia de Carroll, en este mundo la angustia brota de la unánime aceptación de la insensatez por todos los personajes salvo el protagonista –. El rasgo más cenagoso de esta inundación de Gólem es su anonimato: Max Weber ya había incluido entre las características de la denominación burocrática la pretensión de impersonalidad. Sentimos que, en el fondo, son intercambiables los atormentadores de los señores Kafka y Capek y del reo de la Colonia Penitenciaria; que son sustituibles por dueñas de pensiones, amantes y padres: todos participan de la grisácea complicidad del respeto al poder. Y ésta maciza vacuidad triunfa siempre – desvía del recto camino hacia el Castillo, priva a la víctima de toda defensa, aplasta con su capacidad de obstaculizar.

Si los Gólem de Kafka son seres humanos en tránsito hacia la condición de autómatas, los de Karel Capek son, por el contrario, autómatas en tortuoso camino hacia la hominización. Karel Capek en su pieza de teatro R.U.R. (Robots Universales Rossum: la alusión al complejo industrial del Ruhr es transparente), presentó en 1921 al público de Praga una alegoría sobre hombres fabricados con tejido biológico artificial que terminan sublevándose contra sus inventores y aniquilándolos. Para crear sus abominaciones el profesor Rossum “rechazó todo aquello que no contribuía al progreso del trabajo (…) De ésta forma rechazó todo aquello que hace al hombre más caro (…) En realidad lo que hizo fue rechazar al hombre y hacer el robot”. (Robot, en checo, quiere decir trabajador, ganapán; Rossum significa cerebro.) La parábola es clara: así como la palabra muerta del expediente fabrica al funcionario, la maquinaria industrial no factura mercancía, sino robots. Gracias a la uniformidad, la baratura y la intercambiabilidad del nuevo producto, éste acabará por sustituir al hombre, ese objeto impredecible y artesanal. Añadamos que Capek introduce un nuevo terror en la ya clásica estructura del mito: sus robots son proliferantes, autónomos y dominadores. Más que el peso muerto del burócrata, simbolizan el poder de una tecnología que multiplica su potencia, su complejidad y su diversidad sin que ninguna fuerza humana pueda detenerla.

Al añadir ésta vuelta de la tuerca al tema golémico, Capek lo lleva al agotamiento y a la vez a la redención. Así como la tecnología, en una primera etapa, produce hombres maquinales, en una segunda etapa debe generar inevitablemente mecanismos humanos. En la fábrica R.U.R. un científico dota a unos cuantos robots de superior inteligencia, de capacidad para el dolor y en consecuencia para el amor y la duda. Liquidarán a la humanidad, es cierto, pero al precio de convertirse ellos mismos en predecesores de una nueva humanidad. Primus y Helena, los robots capaces de error, serán un nuevo Adán y una nueva Eva porque albergan la incertidumbre y la incoherencia en sus cuerpos artificiales – así como la cucaracha continuó alojando la aterida ternura de Gregorio Samsa…


Por los signos de los signos
Luis Britto García

lunes, 29 de abril de 2013

Bienal


Se presumen prisiones las rutinas al asumirse libertarias las revelaciones. Un ejercicio propio del olvido por la inagotable búsqueda que no encuentra algo más allá de los previsibles ofrecimientos. Tendencias a las que no hemos tendido aún pero sí tenderemos los hábitos del pasado por húmedos, para que al menos los recordemos en seco; vagamente, como las fotografías instantáneas a las que ponían a secar mientras se esperaban… Es recurrente en la aventura selvática el encuentro con lo salvaje y con lo indomable, lo que siembra un deseo de emancipación en los ojos que contemplan el espectáculo. Un argumento útil para hacer películas, pues el testigo de la escena ya es famoso por protagonista; por eso lo libre no es popular y lo no popular no es una tendencia… Se pone de moda una trilogía: belleza, poder e inteligencia, quizás porque es inteligente poder ver lo bello, o más a lo Wilde, lo bello ostenta un poder inteligente. Habrá que esperar a lo que se tiende para entenderlo mejor… Hoy será la bienal de la realeza y será también mi bienal de verdad, que no será una tendencia, pero sí que tenderemos a durar…

jueves, 25 de abril de 2013

A favor en favor


Según alguna explicación etimológica, el provecho viene a constituir una acción en favor de algo, cuando nos aprovechamos el favor es para nosotros mismos. Pudiéramos inferir que al hacernos un favor nos aprovechamos, pero el provecho parece suponer cierto perjuicio en quien recae la ejecución del verbo: se aprovecharon de mí, de la situación. Y ahí nos situamos; las redes y los medios se aprovechan: las aprovechan, pero no sé hasta qué punto el receptor se ve favorecido. Unos pocos deliberan y unos muchos deliran. Yo deliro unas cuantas horas ausente de redes y medios, me desincorporo, dejo de enterarme y cuando me reincorporo me debo adaptar. He ahí el provecho, para opinar de lo que pasó y de lo que aun no pasa: en favor de ellos…

jueves, 18 de abril de 2013

Sin trastes…


En el juego de los antónimos lo correcto es lo equivocado pero equivocado no es lo correcto, entonces, habría que entender, que para ser hay que no serlo y al no serlo no se puede ser. Digo esto por los contrastes que en  la sociedad se exhiben, dado que, los matices del clamor pueden mezclarse y dar nuevas razones, inéditas, y poco explicables. ¿Será el absoluto el opuesto del relativo? Pero de ser así el relativo no sería el opuesto del absoluto, porque de alguna forma este último absorbe al primero por su posición, pero no es el caso en la pregunta planteada, y eso lleva a darme cuenta que se pueden poner opuestos en un contexto más no pueden permutarse, ahí entra el orden: no hay un buen antónimo si no se está seguro del orden; eso explicaría porqué ninguno puede estar en todo y sí todo puede estar en ninguno. Curioso. Sapir/Whorf decían, o daban a entender, que la no existencia de un término condiciona a la persona a la hora de discernir, hay un ejemplo por ahí con los esquimales y sus distintos nombres para la nieve cuando para el resto todo es solamente nieve; o como el caso del color verde en algunas etnias. Orwell, en 1984, específicamente en su Neolengua, basa el orden entre otras cosas, en eliminar a los antónimos, por eso en la historia del libro es el Ministerio del Amor el encargado de la guerra. Un tema de contrastes sin duda, para dudar mejor…

martes, 16 de abril de 2013

Por no estar de acuerdo acordamos…



Legalmente hablando, el aluvión es un fenómeno natural que hace que tus linderos crezcan o disminuyan produciendo un cambio en lo establecido en tu propiedad. Traigo esto a colación porque la sociedad también tiene sus propios fenómenos. El desacuerdo tiene la capacidad de mutar y de mimetizarse, haciendo que fluya una siniestra armonía entre posturas discordantes. Por alguna razón tenemos quejas distintas pero por aluvión todas esas quejas se suman en una mayor, que no es la inicial ni es la mía, pero es queja al fin: por no estar de acuerdo acordamos… Nace el clamor apasionado y alguien hace algo deplorable, pero en favor de la suma de disentimientos, en el cual, claro está, está este que hierve mis pensamientos; pensamientos de agua por cierto. Sé que se evaporarán y sé también que miraré al cielo y pensaré que aquella nube gris a punto de llover porta algo de eso que tuve en mi mente y en mi corazón, luego caerá seguramente sobre el concreto y será otro charco más oscurecido por aceite y asfalto. Quién sabe, a lo mejor en zonas verdes el pensamiento renacería en alguna planta, pero no lo creo, no al menos de lo que pienso y siento en este momento. Alguien hizo algo deplorable, yo no lo haría, pero ése es el que está de acuerdo conmigo. Tal vez sea yo, por aluvión, quien ahora está de acuerdo con él. Pero no era lo que yo creía ni quería; las ruedas y los pasos también merman a los charcos…

sábado, 13 de abril de 2013

El día anterior…


Al ver cómo se desenvolvía el comportamiento de los noticieros y las figuras públicas, fue inevitable no pensar en Joseph Goebbels y sus principios acerca de la manipulación de la opinión pública; de los cuales me quedo con el once. Cito: Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piense "como todo el mundo", creando impresión de unanimidad. Hoy es el día anterior de un día muy importante, quizás con la sensación de una importancia mayor. Todos nos preparamos para paralizar lo nuestro y enfocarnos en lo que todos queremos… y sí, parece que todos queremos lo mismo, pero lo mismo no es igual cuando los enteros son mitades y cuando las mitades no lo son del todo. Hoy esperamos ser parte de la mayoría. Hoy por fin, nos dicen que no somos los únicos al consumir y que lo inducido ahora sí es lo correcto. Hoy nos permitimos saberlo; para mañana, para el gran día. Sin embargo existe la presión de la mitad no tan mitad, que lo sabe, pero no lo dice; ya es muy tarde para decirlo, pero aún es tiempo de sugerir una asimetría a favor, así que las malas nuevas hoy son las buenas. Durante todo el día los archivos del pasado son los del presente, así como cifras veloces hoy suman gente que ya se ha restado de los registros civiles, los números se engordan con nombres, más que nunca, por el mañana. Todos a la espera de una nueva mala noticia que irónicamente: no les llega… Saludos. Hasta mañana…

martes, 9 de abril de 2013

La mejor imagen, el mejor mensaje...


Parte del nuevo protocolo en la mesa,
desayuno, comida
o cena de negocios,
trabajo o de placer,
consiste en que el teléfono no se pone sobre la mesa
y menos se revisa mientras se come.
Para evitar interrupciones
se pone en silencio
y si es urgente atender,
se levanta de la mesa...

Tomado del perfil de Agustín Barrera


lunes, 8 de abril de 2013

Con placer…





Dos personas se encontraron perdidas pues en la tregua consiguieron la batalla de la guerra que no querían y las incluía. Empezaron a pensar, aprovecharon para moverse en las pausas; se daban tiempo y se respondían…  cuándo se sabe que el gasto no es una inversión – se preguntaban – si de momento todo urge como las ganas. Es después del uso que el desuso es constante. Siempre queremos estrenar pero, para qué exactamente. Cómo es que lo nuevo es necesario. Complicado. Complejo. Cómplice. Complaciente. Complementario. No sabemos saberlo pero sí necesitarlo. Alguien dice qué y sus cuándos con los cómos adónde y a quiénes; nosotros anhelamos ser los quiénes y pagamos el cómo donde y cuando nos den el qué y querernos cumplidos por habernos satisfecho. Luego se repite el ciclo con un qué nuevo seguramente del mismo Alguien…

viernes, 5 de abril de 2013

De lo mejor que he leído…



Como teníamos miedo, nos veíamos cada día. Comíamos juntos, pero el miedo permanecía a solas en cada mente, como antes de encontrarnos. Pero el miedo se escapa. Si controlas la expresión, se te cuela en la voz. Si consigues controlar la expresión y la voz como si de un pedazo de carne muerta se tratara, se te cuela en los dedos. Se te adhiere a la piel. Se escapa y lo ves en todos los objetos a tu alrededor.
Sabíamos dónde estaba el miedo de cada uno, porque hacía tiempo que nos conocíamos. Con frecuencia no nos soportábamos, porque nos necesitábamos. No nos quedaba más remedio que herirnos mutuamente.
Tú con tu mala memoria. Tú con tus prisas y tus tardanzas. Tú con tu tacañería. Con tu grosería. Tú con tu hipo y tus estornudos, tus camisas, tus calcetines, decíamos.

Necesitábamos la rabia de palabras largas que nos separasen. Las inventábamos como maldiciones para crear distancias. Nuestra risa era dura, nos clavábamos el dolor los unos en los otros. Tardábamos poco, porque nos conocíamos a fondo. Sabíamos a la perfección qué dolía al otro. Nos excitaba que el otro sufriera. Queríamos que se desmoronara por el peso del amor en estado puro y percibiera su escaso aguante. Cada insulto era el preludio del siguiente, hasta que por fin el insultado callaba…

El miedo nos había permitido penetrar en los otros más de lo que está permitido. En aquella confianza tan profunda necesitábamos el cambio que se produjo de improviso. El odio podía pisotear y destruir. Segar el amor en la intimidad, porque el amor volvía a crecer como la hierba alta. Las disculpas borraban los impulsos con la rapidez con que se contiene el aliento…

miércoles, 3 de abril de 2013

Unlikely


Es común que la memoria sea expuesta a partir del delirio.
El tiempo en momentos juega,
así,
con algunas palabras:

para nosotros tense también es tiempo (sin ser tenso)
Son trucos del sonido cuando se expone a más de un idioma el entendimiento.
Pudo haber sido,
tal vez porque no lo fue y podría.
No lo sabemos,
pero hay recuerdos muy sentidos que pudieron haberse vivido,
así como vivencias muy recordadas que se pudieron haber sentido;

es probable,
pero improbable…

martes, 2 de abril de 2013

Hacerlo querer...


Me baso en el beso a partir de los suspiros, justo después de ese par de verbos; un recuerdo que no concordaba. Mucha niebla que poco nubla en escenarios para la introspección. No era una bienvenida y tampoco una despedida, fue quizás un escape al momento cuya voluntad no podía ser burbujeada, aún sabiéndose los pinchos de la realidad. Caminábamos portando las puertas para siempre creer en un abrir y cerrar, porque así lo quisiste y por eso así fuimos. Yo imaginaba y tú realizabas, eran ratos de retos. Todo se confundió al alentar los deseos ¿de quién era la voluntad si el tiempo no fue nuestro? Sales y celas, las pieles no están escritas. Me marcaste, todo por sacar del sueño a ese par de verbos: querer, y hacerlo…